Rápidamente, ¿Cuál es el órgano más grande de tu cuerpo?
Puede que te sorprenda saber que es la piel y probablemente ni siquiera la consideres un órgano. Independientemente de lo que pienses sobre ello, tu piel tiene mucha importancia. Ella cubre y protege todo lo que tu cuerpo tiene en su interior. Sin la piel, los músculos, los huesos, y los órganos del cuerpo humano, no estarían en su sitio correspondiente sino dispersos sin ningún orden. La piel mantiene a todos estos elementos juntos. La piel también:
- Protege a nuestros cuerpos
- Ayuda a que nuestro cuerpo mantenga la temperatura adecuada
- Permite que tengamos el sentido del tacto
No ignores tu epidermis
La piel está formada por tres capas, cada una con sus correspondientes partes importantes. La capa externa se denomina epidermis. La epidermis es la parte de tu piel que puedes ver.
Mira tus manos durante un minuto. Aunque no veas ninguna actividad, tu epidermis está trabajando laboriosamente. En la base de la epidermis se están desarrollando nuevas células.
Cuando las células estén formadas, ellas comenzarán a dirigirse hacia la superficie de tu epidermis. Este recorrido suele durar de dos semanas a un mes aproximadamente. A medida que las células nuevas continúen su movimiento en ascenso, las células más maduras mueren y llegan a la superficie de tu piel. La piel que tu ves en tus manos (y en el resto de tu cuerpo) es realmente una acumulación de células de la piel muertas.
Despídete de las células
Estas células maduras son lo suficientemente fuertes para cubrir tu cuerpo y protegerlo. Pero ellas solamente permanecen en tu cuerpo durante un breve periodo de tiempo. Brevemente, se desprenden de tu cuerpo en forma de escamillas. Aunque no puedas ver este proceso, cada minuto del día perdemos aproximadamente de 30,000 a 40,000 células muertas de la superficie de nuestra piel.
En el tiempo que te ha llevado leer esta página hasta esta línea, probablemente hayas perdido alrededor de 40,000 células. Esto significa casi nueve 9 libras (4 kilos) de células cada año. Pero no pienses que tu piel desaparecerá algún día debido a este proceso, tu epidermis está constantemente desarrollando nuevas células que llegan a la superficie para reemplazar a las células maduras. La mayoría de las células de tu epidermis (un 95 por ciento) trabajan para desarrollar nuevas células de la piel.
¿Y qué ocurre con el cinco por ciento restante? Estas células se encargan de desarrollar una sustancia llamada melanina. La melanina otorga a la piel su color característico. Cuanto más oscura sea tu piel, mayor cantidad de melanina tendrás. Cuando te expones al sol, este cinco por ciento aproximado de células en tu piel desarrollan melanina adicional para protegerte de una insolación frente a los rayos ultravioleta del sol o rayos UV.
Esa es la razón por la que tu piel adquiere un bronceado si pasas mucho tiempo expuesto(a) al sol. Pero a pesar de que la melanina es una sustancia poderosa que te protege, no puede hacerlo completamente por sí sola. Es conveniente que utilices protector solar, vestimentas que te protejan, como por ejemplo un sombrero, para prevenir quemaduras de sol dolorosas. Proteger tu piel desde ahora puede ayudarte a prevenir cáncer de piel cuando seas una persona mayor.
La dermis está debajo de la epidermis
La próxima capa de tu piel, debajo de la epidermis, es la dermis. Tu no puedes ver tu dermis porque está escondida debajo de tu epidermis. La dermis contiene terminaciones nerviosas, vasos sanguíneos, glándulas sebáceas, y glándulas sudoríparas. También contiene colágeno y elastina, sustancias resistentes y flexibles.
Las terminaciones nerviosas en tu dermis se encargan de comunicarte cómo sientes las cosas que tocas. Estas terminaciones trabajan con tu cerebro y con tu sistema nervioso para que tu cerebro reciba la información sobre lo que estás tocando. ¿Es lo que sientes el suave pelo que recubre el cuerpo de los gatos o la superficie áspera de tu patineta?
Algunas veces lo que tu puedes sentir es peligroso, por ello, las terminaciones nerviosas trabajan con tus músculos para evitar que te hagas daño. Si tocas algo muy caliente, las terminaciones nerviosas de tu dermis responden inmediatamente: ¡Auch! ¡Qué caliente está esto!" Los nervios rápidamente envían este mensaje al cerebro o a la espina dorsal quienes inmediatamente ordenan a los músculos que alejen a tus manos del peligro. Todo esto ocurre en un instante, sin que te des cuenta de ello.
Dermis = Muchos vasos sanguíneos
Tu dermis también contiene numerosos vasos sanguíneos los cuales mantienen las células de tu piel sanas aportándoles el oxígeno y los nutrientes que necesitan al librarse de impurezas. Es difícil ver estos vasos sanguíneos en los niños, pero puede que los identifiques observando la piel de tus abuelos. A medida que la dermis madura, se hace más fina y es más fácil ver a través de ella.
En la dermis también se encuentran las glándulas que segregan grasa. A estas glándulas también se les denomina glándulas sebáceas y siempre están produciendo sebo, el aceite natural de tu piel. Este se eleva hasta la superficie de tu epidermis para mantener tu piel lubricada y protegida. El sebo también hace que tu piel sea resistente al agua – mientras este presente el sebo, tu piel no absorberá el agua hasta empaparse.
Tu también tienes glándulas sudoríparas en tu epidermis. Aunque no puedes sentirlo, tu estás sudando un poquito todo el tiempo. El sudor sale a través de los poros, los pequeños orificios que permiten al sudor salir de tu piel. Cuando el sebo y el suero hacen contacto, éstos forman una barrera protectora que puede ser un poco pegajosa.
Una manera muy fácil de ver esta aventura en acción es coger un alfiler con tus propios dedos. Después, lava tus manos con agua y jabón muy abundante y sécalas completamente. Ahora trata de agarrar el alfiler otra vez. Esta vez no será tan fácil porque la barrera pegajosa de tu piel ya no estará ahí, pero no te preocupes, pronto regresará, a medida que tus glándulas sebáceas se encargan de desarrollar un poco más de esa sustancia pegajosa.
La tercera capa es la grasa subcutanea
La tercera capa de la piel y la más profunda se llama la capa subcutanea. Esta capa está compuesta en su mayoría por grasa que ayuda a que tu cuerpo se mantenga cálido y pueda absorber impactos, como por ejemplo, si te golpearas con algo o si te cayeras. La capa subcutanea de la piel también ayuda a que tu piel mantenga en su lugar a todos los órganos debajo de ella.
Esta capa de la piel es donde también nace el cabello. Cada cabello de tu cuerpo crece a través de un pequeño conducto en tu piel llamado folículo. Cada folículo tiene sus propias raíces en la capa subcutánea las cuales continúan a través de la dermis.
Tu tienes folículos recubriendo todo tu cuerpo, con excepción de tus labios, las palmas de tus manos, y las plantas de tus pies. Igualmente, tienes más folículos en unas partes de tu cuerpo que en otras,¡Tienes mas de 100,000 folículo solamente en tu cabeza!
Los folículos de tu cabello dependen de tus glándulas sebáceas para que tu piel tenga brillo. Conectado a cada folículo de tu piel en la capa dermis, se encuentra una pequeña glándula sebácea que segrega sebo en el cabello. Este pequeño revestimiento cubre el cabello con grasa, aportándole brillo y protección a prueba de agua.
La piel puede abrigarte y refrescarte
Tu piel puede ayudarte si sientes que tienes mucho calor o frío. Tus vasos sanguíneos, tu pelo, y tus glándulas sudoríparas cooperan para mantener tu cuerpo a la temperatura adecuada. Si tu tuvieras que correr en medio del calor, podrías terminar con exceso de calor en tu cuerpo. Y si jugaras afuera cuando hace mucho frío, tu temperatura interna podría descender. De cualquier forma, tu piel siempre te puede ayudar.
Tu cuerpo es muy inteligente. Conoce cómo mantener tu temperatura adecuada justamente en 98.6 grados Fahrenheit (37 grados Celsius) para mantenerte a ti y a tus células sanos (as). Tu piel puede reaccionar a los mensajes enviados por tu hipotálamo, el termómetro interno del cerebro.
Si has estado corriendo durante un día caluroso, tus vasos sanguíneos reciben la señal del hipotálamo para deshacerse del calor de tu cuerpo, y lo hacen suministrando sangre cálida muy cerca de la superficie de tu piel. Esta es la razón por la que algunas veces tu rostro se enrojece cuando corres por ahí.
Para refrescarte, las glándulas sudoríparas entran en acción produciendo mucho sudor para deshacerse del calor corporal en el aire. Cuanto más caliente estés, más sudor tus glándulas sudoríparas producirán. Una vez que el sudor entra en contacto con el aire, éste se evapora (esto significa que cambia de líquido a vapor) de tu piel, para refrescarte.
¿Y qué ocurre cuando estás patinando sobre hielo o deslizándote sobre la nieve? Cuando tienes frío, tus vasos sanguíneos previenen que tu cuerpo pierda calor y se constriñen lo más posible (esto quiere decir que se hacen más pequeños) y manteniendo la sangre caliente lejos de la superficie de la piel. Puede que notes pequeños bultitos en tu piel. La mayoría de los niños llaman a este tipo de bultitos piel de gallina, pero el nombre sofisticado de este proceso es reflejo pilomotor. El reflejo hace que muchos músculos pequeñitos llamados músculos erector pili halen a tus vellosidades (los pelitos de tu piel) para que puedan permanecer erectos.
¡Mantenla limpia!
Contrario al resto de tus órganos (como tus pulmones, corazón, y cerebro), tu piel necesita un buen baño. Cuando laves tu piel, utiliza agua y un jabón muy suave. Y no olvides cubrir tus heridas o raspaduras con una gasa o una tirita que mantendrá las impurezas lejos de ellas y ayudará a prevenir infecciones. ¡Es simplemente una manera de ser cortés con la piel que te recubre!