¿Qué es la parálisis de Bell?
La parálisis de Bell es una debilidad repentina en un solo lado de la cara. Esto dificulta mover la boca, contraer la frente, fruncir la nariz o cerrar el ojo del lado de la cara afectado, que también se puede ver caído o rígido.
La parálisis de Bell suele mejorar por sí sola.
¿Cuál es la causa de la parálisis de Bell?
Cada lado de la cara tiene un nervio facial que controla sus músculos. La parálisis de Bell ocurre cuando el nervio de un lado de la cara no funciona lo bien que debería funcionar. El nervio facial se hincha, presionando el hueso. Esto causa debilidad o parálisis muscular transitoria en el lado de la cara afectado.
Los médicos no suelen saber por qué ocurre con exactitud. Pero algunas personas desarrollan una parálisis de Bell después de una infección como:
- el herpes labial (o calentura), provocado por virus del herpes (HSV-1)
- la varicela
- la mononucleosis, causada por el virus Epstein-Barr
- la gripe
Hay otras cosas que pueden paralizar el nervio facial, como las infecciones de oído, la enfermedad de Lyme y los traumatismos en la cara.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la parálisis de Bell?
La parálisis de Bell se tiende a desarrollar deprisa en un lado de la cara. Algunos niños pueden tener dolor en el oído o notarlo tapado justo antes de que empiecen a notar la debilidad facial.
Algunos niños solo tienen una ligera debilidad. Hay otros que pueden no ser capaces de mover en absoluto el lado de la cara afectado. La cara (sobre todo la boca) parece caer hacia el lado afectado.
Entre otros síntomas, se incluyen los siguientes:
- los sonidos se oyen a más volumen del habitual por el oído del lado de la cara afectado
- problemas para cerrar el ojo del lado de la cara afectado
- sequedad ocular
- pérdida de gusto en la parte anterior de la lengua
- babeo
La parálisis de Bell solo afecta a los músculos faciales. Si hay otras partes del cuerpo débiles o paralizadas, no se puede tratar de una parálisis de Bell.
¿Cómo se diagnostica la parálisis de Bell?
No existe ninguna prueba específica que sirva para detectar la parálisis de Bell. Los médicos la diagnostican basándose en los síntomas y en una exploración física. Los análisis de sangre y las radiografías no suelen ser necesarias. Puesto que la enfermedad de Lyme puede causar parálisis del nervio facial, los médicos pueden evaluar esta enfermedad en zonas donde abunda esta enfermedad.
Cuando los síntomas no son los típicos de la parálisis de Bell o la debilidad no mejora al cabo de pocas semanas, los médicos pueden pedir pruebas como las siguientes:
- tomografía computada (TC)
- resonancia magnética (RM)
- electromiograma (EMG) para evaluar lo bien que están funcionando los músculos y los nervios
¿Cómo se trata parálisis de Bell?
La parálisis de Bell suele remitir cuando desaparece la hinchazón y el nervio se recupera. Los médicos también pueden recomendar:
- medicamentos esteroideos para aliviar la hinchazón, sobre todo en los primeros tres días
- gotas o pomada oculares para lubricar y proteger el ojo
- llevar un parche en el ojo por la noche para protegerlo
- ejercicios faciales para ayudar a reforzar los músculos
La mayoría de los niños con parálisis de Bell mejoran por completo al cabo de unas pocas semanas. En contadas ocasiones, algunos pueden seguir teniendo cierto grado de debilidad en la cara, sobre todo si la parálisis ha sido grave.
¿Cómo pueden ayudar los padres?
La parálisis de Bell puede ser dura de sobrellevar para los niños y los adolescentes porque cambia su aspecto. Asegure a su hijo que su cara volverá a ser la de siempre dentro de poco.
Si en la escuela se meten con su hijo, considere la posibilidad de hablar con sus profesores, su orientador escolar y/o sus entrenadores. Si a su hijo le gusta la idea, usted se lo puede explicar a sus compañeros de clase para que sepan por qué ha cambiado el aspecto de su hijo. También puede practicar con su hijo cómo responder si la gente le pregunta qué le pasa, lo mira fijamente o le dice cosas desagradables. La mayoría de la gente será comprensiva si usted le explica que se trata de un problema médico transitorio y que no es contagioso.