Consejos para alimentar a un niño de preescolar
Durante los años de preescolar, los niños pasan de tener rabietas a ser capaces de cooperar y de querer agradar a sus padres. Pueden querer hacer cosas por sí mismos, pero les encanta aprender de mamá y de papá. Este toma y daca implica que los padres pueden enseñar a sus hijos muchas cosas sobre cómo alimentarse de forma saludable y de maneras nuevas y divertidas.
Una dieta equilibrada da a los niños los nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse de una forma saludable. Comer bien y estar activos permite que los niños de preescolar estén sanos y tengan energía para explorar y aprender.
¿Qué deben saber los padres?
Guiar los hábitos alimentarios de su hijo le puede resultar complicado. Usted quiere que su hijo sepa hacer buenas elecciones, sin tener que regañarlo ni que discutir con él sobre la comida.
Tome las riendas ofreciéndole alimentos saludables. No hay nada malo en servirle a su hijo alimentos que usted sabe que le gustan; pero sus comidas favoritas no deben estar siempre presentes en el menú. En lugar de eso, sírvale una amplia variedad de alimentos. Si se lo proponen sus padres, un niño de preescolar puede probar un alimento nuevo, sobre todo si mamá o papá está comiendo de lo mismo.
Lo mejor es no establecer un horario diferente al suyo para las comidas de su hijo; antes de que se dé cuenta, se verá preparando dos cenas diferentes cada noche. Así mismo, no use nunca los alimentos a modo de recompensa. Esto podría acabar llevando a negociar la cantidad de cucharadas de la cena que debe tomar su hijo para merecerse un buen postre.
Sírvale una amplia variedad de alimentos, incluso cuando su hijo se niegue a comer. Por descontado, a usted le interesa que su hijo coma a la hora de la cena, pero saltarse una cena no le hará ningún daño a un niño que está sano. Si su hijo no quiere comer, hágale saber que podrá comer en la siguiente comida principal o a la hora del próximo tentempié.
¿Cómo favorecer una dieta saludable?
Para ayudar a su hijo a comer bien, haga lo siguiente:
- Ofrézcale una amplia variedad de alimentos, incluso aquellos que su hijo haya rechazado antes.
- Tenga alimentos saludables en casa.
- Limite los alimentos ricos en calorías y bajos en nutrientes.
- Deje que su hijo lo ayude a preparar la comida. Haga que se encargue de tareas sencillas, como cortar la lechuga para hacer una ensalada o ayudar a poner la mesa.
- Establezca un horario regular para las comidas principales y para los tentempiés a fin de que su hijo no se pase todo el día picando.
- Coman en familia con regularidad y consiga que las horas de las comidas sean momentos agradables a compartir en familia.
- Dé un buen ejemplo a su hijo siguiendo una dieta saludable.
Dejar que los niños lleven algo de control.
Los padres se pueden sentir a disgusto al darle a un niño de preescolar el control sobre cuánto come. Pero se trata de un tipo de control muy limitado. Usted sigue siendo quien fija el horario de las comidas principales y de los tentempiés y quien decide qué es lo que le sirve. Los niños pequeños no deben decidir qué incluyen en sus comidas o tentempiés, pero sí pueden escoger entre los alimentos saludables que les ofrezcan sus padres. Si su hijo opta por no comer a la hora de una comida principal o de un tentempié, no insista en que coma ni discuta porque no quiera comer.
La mayoría de los niños saben por naturaleza cuándo tienen hambre o cuándo están satisfechos. Pueden usar esas sensaciones para decidir la cantidad de comida que comen. Los niños que dejan de comer cuando están satisfechos tienen más probabilidades de mantener un peso saludable. Los niños a quienes se les enseña a ignorar esas sensaciones, por ejemplo, cuando los padres insisten en que sigan comiendo aunque hayan dejado de tener hambre o en que se acaben todo el plato, acaban por perder esa capacidad de distinguir entre la sensación de hambre y la de saciedad. Esto los puede llevar a ganar demasiado peso y exponerlos al riesgo de desarrollar problemas de salud asociados al sobrepeso y a la obesidad.