¿Qué es la anemia?
La anemia ocurre cuando una persona no tiene la cantidad normal de glóbulos rojos o si la persona tiene un bajo nivel de hemoglobina. La hemoglobina, una proteína, es una parte importante de los glóbulos rojos porque el oxígeno se adhiere a ella.
Los glóbulos rojos se fabrican dentro de los huesos, en la zona blanda y esponjosa que recibe el nombre de "médula ósea". Por eso, cada vez que respiras, inhalas oxígeno. Y los glóbulos rojos transportan el oxígeno a cada una de las células de tu cuerpo.
¿Cuáles son los signos de la anemia?
Algunos niños con anemia no saben que la padecen porque no tienen ningún síntoma. Si un niño tiene síntomas, es posible que:
- esté pálido
- parezca malhumorado
- esté mareado o con vértigo
- tenga un ritmo cardíaco acelerado
- tenga la piel y los ojos amarillentos y orine color té oscuro
Si la anemia empeora, un niño muy activo puede cansarse rápidamente. Es posible que se sienta débil o cansado.
¿Por qué los niños tienen anemia?
Una persona puede tener anemia si ocurre lo siguiente:
- no produce suficientes glóbulos rojos
- se destruyen demasiados glóbulos rojos
- pierde demasiados glóbulos rojos (debido a sangrados)
No produce suficientes glóbulos rojos: Existen varias razones por las cuales el cuerpo tal vez no produzca suficientes glóbulos rojos; pero con frecuencia, el motivo es que la persona no está recibiendo suficiente hierro. El hierro es un nutriente presente en la carne, los frijoles secos y las verduras de hojas verdes. Sin hierro, el cuerpo no puede producir suficiente hemoglobina, que es la parte de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno.
También puede producirse anemia si la médula ósea no está funcionando correctamente. Esto puede deberse a una infección o una enfermedad, como una enfermedad renal. Algunos medicamentos, como la quimioterapia para el cáncer, pueden impedir que la médula ósea produzca suficientes glóbulos rojos.
Se destruyen demasiados glóbulos rojos: Si la vida de un glóbulo rojo se acorta por cualquier motivo, es posible que la médula ósea no logre cubrir la mayor demanda de nuevos glóbulos rojos. Uno de los motivos de la destrucción de glóbulos rojos es que su forma cambia. Los glóbulos rojos deben ser redondos y planos, como discos. Esa es una forma adecuada para moverse a través de espacios confinados a medida que la sangre circula por el cuerpo. Pero si la forma cambia, como en la enfermedad de células falciformes, los glóbulos rojos pueden atorarse y quebrarse más fácilmente.
En otros casos, el propio sistema inmunitario del cuerpo puede ayudar a destruir glóbulos rojos. Algunos medicamentos, infecciones y enfermedades también pueden causar anemia.
Se pierden demasiados glóbulos rojos: Cuando se pierde un poco de sangre, como al cortarse o tener un sangrado en la nariz, la médula ósea puede producir más sangre para que no desarrolles anemia. Pero si pierdes mucha sangre, por ejemplo por un accidente grave, la médula ósea tal vez no logre reponer los glóbulos rojos con la rapidez suficiente.
Perder un poco de sangre durante un largo período de tiempo también puede provocar anemia. La pérdida de sangre podría hacer que una persona pierda más hierro del que el cuerpo ingiere durante las comidas. Sin suficiente hierro en el cuerpo, la médula ósea no puede hacer suficientes glóbulos rojos. Esto puede ocurrir si una muchacha tiene períodos menstruales muy intensos (en especial si no recibe suficiente hierro en la dieta) o si una persona tiene enfermedad inflamatoria intestinal.
¿Qué hacen los médicos?
Cuando veas al médico, te examinará y te preguntará cómo te has estado sintiendo, qué comes y si estás tomando algún medicamento. Si el médico cree que un niño tiene anemia, puede solicitar un análisis de sangre sencillo que recibe el nombre de "recuento de glóbulos rojos".
La muestra de sangre se revisa en un laboratorio. Allí se cuentan los glóbulos rojos, se mide la cantidad de hemoglobina y se controla el tamaño y la forma de los glóbulos rojos. Tal vez el médico ordene otras pruebas, pero eso depende de lo que crea que causa el problema.
¿Cómo se trata la anemia?
El tratamiento para la anemia depende de su causa. En los niños, la causa más común de anemia es no recibir suficiente hierro en la dieta. Algunos niños tal vez deban tomar un medicamento con hierro para ayudar a su cuerpo a producir más glóbulos rojos. También es importante comer más alimentos ricos en hierro, como carne, cereales y granos enriquecidos, frijoles secos y tofu.
La anemia provocada por una infección suele desaparecer cuando se trata la infección y el cuerpo vuelve a estar sano. Para algunos tipos de anemia, el niño tal vez deba ver a un especialista o hacerse otras pruebas antes de comenzar el tratamiento.
Sin importar cuál sea la causa, una persona con anemia grave quizás necesite una transfusión de sangre. Esto significa que recibe sangre donada, que se almacena en un lugar llamado banco de sangre, a través de un tubo que se coloca en una de sus venas. Esto puede sonar un poco atemorizante, pero millones de niños y adultos reciben transfusiones de sangre todos los años. Recibir una transfusión de sangre es la manera más rápida de lograr que la sangre aporte oxígeno a todas las células del cuerpo.
Los niños con anemia tal vez tengan que llevar una vida tranquila durante un tiempo. Pero una vez que sus cuerpos comienzan a producir suficientes glóbulos rojos, el oxígeno puede llegar nuevamente a todos los tejidos y recuperarán algo de la energía habitual.