Hacer trabajo voluntario significa pasar algo de tu tiempo ayudando a otras personas. Los niños pueden ofrecerse como voluntarios para hacer muchas cosas. Puedes ayudar a una familia que perdió su casa en una inundación. O puedes recolectar alimentos enlatados para llenar un banco de alimentos de tu zona. Tal vez desees recolectar dinero para una causa que te interesa.
¿Por qué es bueno para los niños el trabajo voluntario?
Cuando te ofreces como voluntario, ayudas a otras personas y también te ayudas a ti mismo.
El trabajo voluntario te ofrece la oportunidad de lograr lo siguiente:
- Marcar la diferencia. Ya sea que dones tus prendas de vestir usadas a un banco de ropa, que le lleves comida a un vecino enfermo o que ayudes a cuidar mascotas en un refugio de animales, puedes sentirte bien por hacer algo para que el mundo sea mejor.
- Probar algo nuevo. Puedes probar cosas que jamás hayas hecho. Por ejemplo, limpiar un parque o escribir tarjetas a los niños que están en el hospital. Tal vez encuentres algo nuevo de lo que disfrutas.
- Salir de la rutina. ¿Alguna vez te sentiste aburrido o molesto? El trabajo voluntario te permite hacer un cambio y pasar algo de tiempo pensando en otros. Probablemente llegues a conocer a personas a las que les gustan las mismas cosas que a ti.
- Afrontar tus sentimientos. Si estás triste por algún motivo (por ejemplo, si ha habido un huracán, una guerra u otro desastre), hacer algo por esa situación puede ayudarte a sentirte mejor.
- Poner en práctica la responsabilidad. Cuando eres voluntario, aprendes a trabajar arduamente porque las personas dependen de ti para hacer algo importante.
¿Qué tipo de trabajo voluntario pueden hacer los niños?
Lo mejor es que los niños se ofrezcan como voluntarios con un grupo de personas a las que ya conozcan, como sus compañeros de clase o su familia. Fíjate si puedes encontrar un proyecto que todos piensen que sería divertido hacer juntos. He aquí algunas ideas:
- Limpiar un parque o la costa de un río.
- Plantar árboles o flores en tu comunidad.
- Servir alimentos en un refugio para personas sin hogar.
- Entregar alimentos a personas mayores o enfermas que están en sus casas.
- Limpiar una escuela u otro edificio público.
- Contar la fauna o la flora silvestre para un grupo ambientalista.
¿Por dónde empezar?
¡Son tantas las organizaciones que necesitan voluntarios! Pídele a un maestro, un consejero escolar o un bibliotecario que te dé algunas ideas. Llama a los parques de tu zona o busca sugerencias en línea. Si perteneces a una iglesia, un templo, una mezquita u otro lugar de culto religioso, pregúntale a un adulto que trabaje allí. Los lugares de culto suelen organizar proyectos para ayudar a las personas necesitadas de su zona.
Es posible que tus padres o algún pariente cercano tengan alguna idea. Los niños suelen comenzar trabajando en un proyecto de voluntariado con sus padres. Por ejemplo, si eres muy pequeño como para preparar solo una comida en un comedor comunitario, podrías ir con tus padres y ofrecerte.
Tal vez tengas tu propia idea para recolectar dinero para una causa que te interesa. ¿Tienes algún talento especial o una actividad favorita, como coser, hacer collares o cocinar? Puedes hacer cosas y venderlas. O pregúntales a tus padres si puedes hacer una venta de limonada en tu vecindario en un caluroso día de verano. Después, puedes donar con orgullo el dinero que hayas juntado a una organización de caridad.
Entonces, ¿qué estás esperando? Haz un plan y comienza con tu trabajo voluntario hoy mismo.