Todo el mudo bosteza, desde los bebés hasta los tatarabuelos. Los animales también bostezan. Pero, ¿por qué bostezan las personas y los animales? Nadie lo sabe con seguridad. Pero hay muchas teorías, (ideas) sobre por qué bosteza la gente.
Una de ellas afirma que, cuando estamos aburridos o cansados, no respiramos tan hondo como solemos respirar. Y nuestros cuerpos inspiran menos oxígeno porque nuestra respiración se ha enlentecido. Por lo tanto, el hecho se bostezar ayuda a que nuestra sangre tome más oxígeno y expela más dióxido de carbono.
De modo que el bostezo sería una suerte de reflejo involuntario (algo que no podemos controlar con nuestra voluntad) que nos ayuda a controlar las concentraciones de oxígeno y de dióxido de carbono en nuestra sangre. Suena bien, pero hay estudios que han mostrado que el hecho de que respirar más oxígeno no reduce la cantidad de bostezos que hacemos. Y que respirar más dióxido de carbono no aumenta la cantidad de bostezos que hacemos. Vaya... ¿Y entonces?
Hay otra teoría que afirma que los bostezos sirven para estirar los pulmones y el tejido pulmonar. Los estiramientos y los bostezos pueden ser una manera de flexionar los músculos y las articulaciones, aumentar el ritmo cardíaco y sentirse más despierto.
Hay otras personas que creen que los bostezos son un reflejo protector que sirve para redistribuir una sustancia aceitosa llamada surfactante que ayuda a mantener los pulmones bien lubricados por dentro e impide que colapsen. Por eso, según esta teoría, si no bostezáramos, hacer una respiración profunda nos costaría mucho ¡y no nos iría bien!
Pero hay algo relacionado con los bostezos que todo el mundo sabe que es cierto. Parecen ser contagiosos. Si das un bostezo en clase, lo más probable es que veas bostezar a algunos compañeros que te hayan visto. Hasta pensar en bostezar te puede hacer bostezar. ¿Cuántas veces has bostezado mientras leías este artículo? ¡Esperamos que no sean muchas!