¿Qué es la difteria?
La difteria es una infección bacteriana. Se contagia fácil y rápidamente y afecta principalmente a la nariz y la garganta. Los niños menores de 5 años y los adultos mayores de 60 tienen un riesgo mayor de contraer esta infección. Las personas que viven en condiciones insalubres (no saludables) o de hacinamiento (con mucha gente junta), las que padecen desnutrición y los niños y adultos que no llevan al día su calendario vacunal también están en situación de riesgo.
La difteria es muy poco frecuente en Estados Unidos y en Europa ya que la mayoría de los niños reciben la vacuna contra esta enfermedad. Pero sigue siendo frecuente en los países en vías de desarrollo, donde las vacunas no se administran de forma sistemática.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la difteria?
En sus primeras fases, la difteria se puede confundir con un fuerte dolor de garganta. Los otros síntomas iniciales de esta enfermedad son la fiebre baja y la inflamación de los ganglios linfáticos del cuello.
La toxina (o veneno), que fabrica la bacteria de la difteria puede crear una espesa capa que recubre la superficie interna de la nariz, la garganta y otras partes de las vías respiratorias. Esto es lo que permite distinguir la difteria de otras infecciones frecuentes que causan dolor de garganta (como la faringitis estreptocócica). Este revestimiento suele ser de color grisáceo o negro y puede causar problemas respiratorios y dificultades para tragar.
A medida que avanza la infección, la persona puede:
- tener dificultades para respirar o tragar
- quejarse por tener visión doble
- arrastrar la voz o las palabras al hablar
- presentar síntomas de choque inminente (palidez, piel fría, taquicardia, sudoración e inquietud).
¿Qué problemas puede haber?
Si la difteria se extiende más allá de la garganta, la toxina de la difteria se propaga por el torrente sanguíneo. Esto puede provocar complicaciones de riesgo vital, al afectar a órganos vitales, como el corazón y los riñones. La toxina puede:
- causar lesiones en el corazón y afectar su capacidad para bombear sangre
- afectar la capacidad de los riñones para eliminar los productos de desecho
- causar lesiones en el sistema nervioso que, a la larga, pueden llevar a una parálisis
La tasa de mortalidad en los pacientes que no reciben tratamiento puede llegar al 40-50%.
¿Es posible prevenir la difteria?
La prevención de la difteria depende casi completamente de la administración de la vacuna combinada contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTPa) a los niños, y la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tosferina (Tdap) a los adolescentes no vacunados y a los adultos. Después de una sola dosis de la vacuna Tdap, los adolescentes y los adultos deben recibir una dosis de refuerzo de la vacuna contra la difteria y el tétanos (Td) cada 10 años. La mayoría de los casos de difteria afectan a personas que no se han vacunado nunca o que no se han puesto la serie completa de vacunas.
La vacuna Tdap también se recomienda a todas las mujeres embarazadas durante la segunda mitad de cada embarazo, independientemente de que ya se hayan vacunado antes.
El calendario de vacunación es el siguiente:
- la vacuna combinada DTPa a los 2, 4 y 6 meses de edad
- una dosis de refuerzo a los 12-18 meses.
- otra dosis de refuerzo entre los 4 y los 6 años
- la vacuna Tdap se administra a los 11-12 años
- nuevas dosis de refuerzo de Tdap y Td cada 10 años para mantener la protección
- la vacuna Tdap durante la segunda mitad del embarazo en todas las mujeres embarazadas
La mayoría de los niños tolera bien la vacuna. A veces, esta vacuna tiene efectos secundarios leves, como enrojecimiento o dolor en el lugar de la inyección, febrícula o fiebre baja, inquietud o irritabilidad general. Las complicaciones graves, como las reacciones alérgicas, son muy poco frecuentes.
¿Es contagiosa la difteria?
La difteria es muy contagiosa. Se transmite con facilidad cuando una persona infectada estornuda, tose o, incluso, se ríe cerca de otras personas. También se puede contraer al manipular pañuelos o beber de vasos que han sido utilizados por una persona infectada.
Las personas infectadas por la bacteria de la difteria pueden contagiar a otras personas durante un período de tiempo de hasta 4 semanas, incluso aunque no presenten síntomas. El período de incubación (el tiempo que tarda una persona en presentar síntomas de difteria después de exponerse a las bacterias) es de 2 a 4 días, aunque puede oscilar entre 1 y 6 días.
¿Cómo se trata la difteria?
El tratamiento de niños y adultos con difteria se hace en hospitales. Una vez que el médico confirma el diagnóstico mediante un cultivo de exudado faríngeo (en la garganta), la persona infectada recibe una antitoxina especial, sea mediante inyecciones o por vía intravenosa (VI), para neutralizar la toxina de la difteria que ya está circulando por su torrente sanguíneo, así como antibióticos para eliminar las bacterias de la difteria.
Las personas con un caso avanzado de difteria suelen necesitar un respirador para ayudarlos a respirar. Si las toxinas ya han afectado al corazón, los riñones o el sistema nervioso central, es posible que el paciente necesite recibir líquidos por vía intravenosa, oxígeno o medicamentos para el corazón.
Las personas con difteria deben permanecer aisladas. Los familiares (y otras personas que suelan pasar mucho tiempo con el paciente) que no estén vacunados o que sean muy jóvenes o ancianos, deberán evitar el contacto con el paciente.
Cuando a una persona le diagnostican esta enfermedad, su médico notificará al departamento de salud de su localidad y tratará a todas las personas que residan en la misma casa que el paciente y, por lo tanto, puedan haberse expuesto a la bacteria. El tratamiento incluye un cultivo de la garganta y la administración de dosis de refuerzo de la vacuna contra la difteria. También recibirá antibióticos como medida de precaución.
La atención inmediata en un hospital permite que la mayoría de los pacientes se recuperen de la difteria. Después de que los antibióticos y las antitoxinas hayan surtido efecto, los pacientes con difteria necesitarán guardar cama durante un período de tiempo prolongado (de 4 a 6 semanas o hasta que se recuperen por completo). El reposo en cama es especialmente importante si el paciente desarrolla una miocarditis (inflamación del músculo cardíaco), lo cual puede ser una complicación de la difteria.
Después de la recuperación, las personas que hayan sufrido de difteria deberán recibir un ciclo completo de vacunación contra la difteria para evitar futuras infecciones. Haber tenido la enfermedad no garantiza una inmunidad de por vida
¿Cuándo debería llamar al médico?
Llame inmediatamente al médico de su hijo si usted o algún otro miembro de su familia presenta síntomas de difteria, si observa síntomas en otra persona, si algún miembro de su familia se ha expuesto a esta enfermedad, o si cree que usted u otro miembro de su familia está en situación de riesgo. Recuerde que la mayoría de las infecciones de garganta no son difteria, sobre todo en aquellos países donde se vacuna sistemáticamente a la población contra esta enfermedad.
Si no está seguro de si sus hijos están vacunados contra la difteria, llame al médico. Asegúrese también de que usted lleva al día el calendario de las dosis de refuerzo. Los estudios indican que muchos adultos mayores de 40 años no están completamente protegidos contra la difteria ni contra el tétanos.