Aspectos básicos sobre las vacunas
¿Por qué son tan importantes las vacunas?
El sarampión, las paperas y la tos ferina pueden parecer enfermedades antiguas y pintorescas confinadas a las novelas del siglo XIX. Pero cada vez hay más adolescentes que se exponen a estas enfermedades, sobre todo en los centros de estudios y en la universidad, donde un gran número de personas coinciden en espacios reducidos.
Enfermedades como el sarampión, que estaban en vías de desaparición en Estados Unidos, están reapareciendo al llegar desde otros países a través de la gente que viaja. Estas enfermedades no se propagarían tan rápidamente, ni serían tan graves, si todo el mundo se hubiera vacunado contra ellas. Pero hay mucha gente que no se ha vacunado.
No es culpa tuya si no te has puesto todas las vacunas que necesitas. Las recomendaciones cambian y se desarrollan nuevas vacunas. Por eso, es posible que no te pusieran algunas vacunas cuando eras más joven.
Algunas vacunas (como la vacuna contra el papiloma humano [VPH]) se administran en una serie de inyecciones, no en una sola dosis. Es posible que algunas personas no se hayan puesto todas las vacunas que necesitan. No recibir todas las dosis de esta vacuna deja a la persona desprotegida contra el virus del papiloma humano, y sigue corriendo el riesgo de infectarse con este virus. Hay otras vacunas que requieren una dosis de refuerzo posterior para garantizar que el nivel de inmunidad siga siendo alto.
¿Qué vacunas necesito?
Los médicos recomiendan vacunarse contra estas enfermedades:
- la difteria, el tétanos y la tos ferina (vacuna Tdap)
- el sarampión, las paperas y la rubéola (la vacuna triple vírica)
- la hepatitis A
- la hepatitis B
- las enfermedades meningocócicas (por ejemplo, la meningitis)
- la infección por el virus del papiloma humano (VPH) (que puede causar verrugas genitales y diferentes tipos de cáncer)
- la varicela si no se ha padecido estas enfermedad
- la poliomielitis
- la gripe (influenza)
- COVID-19
Si no te has vacunado, todavía estás a tiempo. Si te has saltado algunas vacunas de una serie, no es necesario que vuelvas a ponerte toda la serie: puedes retomarla donde la dejaste.
Algunas personas pueden necesitar otras vacunas. Por ejemplo, las personas con enfermedades que afectan al sistema inmunitario, como la diabetes, la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el cáncer, se deben vacunar contra el neumococo. Las personas que viven en zonas donde la fiebre del dengue es frecuente necesitan vacunarse contra el dengue después de haber tenido la fiebre del dengue. Las personas que viajan al extranjero pueden necesitar vacunas especiales, dependiendo del país donde vayan a estar. Las vacunas pueden tardar unas 2 semanas en empezar a hacer efecto, de modo que le tendrás que preguntar a tu médico con antelación sobre cuáles vas a necesitar. Si estás embarazada, pregunta a tu médico si hay alguna vacuna que te deberías poner.
¿Cómo puedo saber si me he vacunado correctamente?
Pide a uno de tus padres que se ponga en contacto con tu pediatra o médico de familia para que pueda consultar tu historial médico.
Pide un certificado a tu médico donde figuren todas las vacunas que te han puesto, y guárdalo donde puedas encontrarlo fácilmente más adelante. Si piensas ir a la universidad, tendrás que demostrar que has pasado algunas enfermedades o te has vacunado contra ellas. Algunos trabajos también exigen una prueba de vacunación, por ejemplo, si quieres trabajar o ser voluntario en un hospital.
Como es posible que no te hayas puesto algunas vacunas, este es uno de esos momentos en que necesitas tomar las riendas de tu salud: saca el tema de las vacunas cuando visites a tu médico y pregúntale si te has puesto todas las vacunas que él recomienda.
¿Cuáles son los posibles riesgos de las vacunas?
Como cualquier medicamento, las vacunas pueden tener efectos secundarios, pero vacunarse es mucho más seguro que contraer las enfermedades que permiten prevenir las vacunas. Las reacciones más frecuentes son dolor, enrojecimiento e hinchazón en la zona de la inyección o fiebre baja. Tomar paracetamol o ibuprofeno suele ayudar cuando se presentan estos efectos secundarios. Algunas personas se marean y hasta se llegan a desmayar después de vacunarse. Si te ha ocurrido esto, puede ayudarte el hecho de comer o beber antes de ponerte la inyección y el de sentarte o tumbarte durante 15 minutos después de ponértela.
Es raro tener cualquier tipo de reacción adversa a una vacuna. Si has tenido antes reacciones a las vacunas, informa a tu médico. Antes de vacunarte, comenta con tu médico cualquier duda que tengas al respecto.
¿Quién no se debería vacunar?
Las personas con un sistema inmunitario débil (por SIDA o algunos tipos de cánceres, por ejemplo) deben hablar con su médico antes de vacunarse. Esto también es aplicable a quienes reciban tratamientos como la quimioterapia o tomen medicamentos que pueden debilitar el sistema inmunitario. Las mujeres embarazadas se pueden beneficiar de algunas vacunas (como la Tdap, la vacuna antigripal y la vacuna contra el VRS), pero deben hablar con un médico o centro de salud antes de vacunarse.
¿Qué más debería saber?
Solemos pensar en las vacunas como inyecciones, pero no todas las vacunas se administran así. Algunas se administran por vía oral (por la boca) o de otras maneras, como los espráis nasales.
Aun así, algunas vacunas es mejor ponérselas en forma de inyección. Y es completamente normal ponerse nervioso cuando te van a pinchar. Si eres una de las muchas personas que temen las inyecciones, puedes probar algunas cosas para hacer más llevadera la vacunación, como hacer respiraciones profundas, que tranquilizan, e incluso toser cuando te claven la aguja.
La buena noticia es que la inyección solo dura un segundo, pero tú después ¡estarás protegido durante mucho, mucho tiempo!