Conmociones cerebrales: La historia de Alex
Conmoción cerebral 1
Sufrí mi primera conmoción cerebral jugando al balón prisionero durante la clase de gimnasia en segundo año.
No tengo muy claro cómo ocurrió todo. Lo poco que recuerdo, y por lo que mis amigos me contaron, me caí de frente mientras corría para evitar que la pelota me tocara. Por alguna razón, no puse las manos delante de mí para frenar la caída. Me caí de cara al piso.
Aparentemente estuve inconsciente durante unos segundos. Cuando me levanté, estaba mareado y me faltaba un poco el equilibrio. Por accidente me había mordido el labio, pero aparte de eso no sentía mucho dolor. Mi amigo Mike me ayudó a ir al baño para que pudiera ver en el espejo lo que me había pasado. Simplemente tenía el labio sangrando. Por lo tanto no le di mucha importancia. Me senté un rato en el banco de los vestuarios, sintiéndome un poco mareado, cansado y confundido.
En la escuela superior juego fútbol americano, atletismo, baloncesto y lacrosse. Cuando me golpeé, continué jugando todos estos deportes porque sabía que tanto mis compañeros como mis entrenadores me necesitaban. (Después me enteré de que practicar deportes después de haber tenido una lesión en la cabeza no es algo que uno debe hacer).
Por lo tanto no le di mucha importancia a la caída en la clase de gimnasia. Era el final del día y yo me estaba preparando para hacer atletismo. Mientras caminaba con dificultad por el pasillo, mi amigo Greg se acercó para preguntarme si estaba bien. Le dije "Sí, estoy yendo a la pista de atletismo", pero él no me dejó ir y en cambio me llevó a que viera a la enfermera de la escuela.
Ese día no fui a correr. Y tampoco lo hice durante las siguientes dos semanas.
Recuperación
En vez de ser revisado por la enfermera, me evaluó el entrenador. El entrenador sospechó que había sufrido una conmoción cerebral y me envió a casa. Mi entrenador me llamó y me dijo que tenía que ver al médico del equipo al día siguiente.
La parte más difícil fue cuando el médico del equipo evaluó mi equilibrio y me hizo hacer unas pruebas en la computadora. El médico me dijo que tenía una conmoción cerebral y que no iba a poder correr en la carrera de Penn Relays que tenía en 10 días. La carrera de Penn Relays es la competencia más importante de atletismo en los Estados Unidos. Unas semanas antes no había podido creer que había sido aceptado. Ahora no podía creer que no iba a poder ir.
Me puse más que enojado. Tuve que quedarme en casa y no ir a la escuela y no me dejaron hacer deberes o ninguna actividad física. Además tuve que estar en una habitación a oscuras. Si bien no tendría que haber visto televisión, miré una gran cantidad de episodios de Breaking Bad para no volverme loco. Ahora me doy cuenta de que si alguna vez tengo otra conmoción cerebral, no debo hacer esto.
Además de no poder participar en la carrera de Penn Relays, no pude participar en otras dos carreras.
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Conmoción cerebral 2
La segunda conmoción cerebral ocurrió durante un partido de fútbol americano en tercer año de la escuela superior mientras jugábamos contra uno de los mejores equipos de nuestra liga.
Estaba jugando de defensor cuando me caí de cabeza al tratar de hacer un tacle a uno de los corredores.
Cuando me desperté de espaldas en medio del campo de juego, recuerdo claramente que las luces me enceguecían. El entrenador estaba de rodillas junto a mí y me preguntaba "¿Cómo te llamas?" "¿Dónde estás?", "¿Qué día es hoy?" y "¿Cuál es el puntaje del partido?"
No sentía mucho dolor, por lo tanto, nuevamente, no me preocupé mucho de estar lesionado. Traté de convencer a mi entrenador de que me dejara volver al partido, pero me dijo que no.
A la mañana siguiente, me desperté sintiéndome 100% recuperado y no estaba preocupado de tener que ir a la oficina del entrenador el sábado por la mañana. Ese día iba para tomar la prueba ImPACT con la computadora y determinar si tenía una conmoción cerebral. Me sorprendí cuando el entrenador me dijo que mi puntaje había sido muy bajo. Me dijo que era muy común no tener ningún síntoma al día siguiente de la lesión, pero que definitivamente tenía una conmoción cerebral.
El viernes siguiente estuve en el banco de suplentes por primera vez en mi vida. He estado jugado este deporte desde segundo año y nunca me había perdido un partido.
A la semana siguiente, el médico me recomendó ir a la escuela solamente medio día durante los primeros 3 días de la semana. Esta vez solo perdí una semana de entrenamiento, en comparación con las 2 semanas de mi primera conmoción cerebral, pero me resultaba muy difícil ver a alguien jugando en mi posición.
Lo que ahora sé
No creo que haya podido hacer algo para evitar las conmociones cerebrales. Pero aprendí cuáles son los síntomas y lo que hay que hacer para recuperarse de una conmoción cerebral. Creo que es una buena idea que los atletas de la escuela superior conozcan los síntomas de una conmoción y que no tengan miedo de decirle al entrenador cuando ocurre una lesión.