Creo que tengo un problema de salud mental. ¿Con quién puedo hablar?
Si estás estresado, ansioso, enfadado o triste, piensa que no eres él único. En algunos momentos, todo el mundo siente emociones como esas. Son una parte normal de la vida.
Pero, a veces, la ansiedad, la tristeza o los pensamientos estresantes se vuelven muy intensos u ocurren demasiado a menudo. Pueden ser difíciles de afrontar. Y eso puede hacer que no te sientas bien y que no hagas las cosas lo mejor posible. Cuando ocurre esto, puede ser un signo de un problema de salud mental que debe ser tratado. O puede ser un signo de que estás atravesando un momento difícil y necesitas apoyo. Buscar ayuda y recibirla puede impedir que las cosas vayan a peor.
Independientemente de que tengas un problema de salud mental o solo estés atravesando un mal momento, ayuda mucho el hecho de contárselo a alguien. Busca ayuda en un momento de crisis.
¿Con quién debería hablar?
Puedes hablar con tu padre o tu madre. Si puedes, lo mejor es que empieces hablando con tu padre o tu madre. Es posible que ellos ya se hayan dado cuenta de que pareces estar estresado o de que estás pasando por un mal momento. Es posible que tus padres te pregunten: “¿Qué te ocurre? o "¿Te pasa algo?” Si lo hacen, aprovecha esa oportunidad para abrirte y explicárselo.
Pero no esperes a que te lo pregunten. A veces, deberás ser tú quien tenga que tomar la iniciativa. O sea que lánzate y comparte qué es lo que estás sintiendo. Explica qué situación estás travesando. Los padres pueden dar consejos, apoyar y ayudar a reflexionar sobre las cosas.
También te pueden ayudar a concertar una visita con tu médico o terapeuta para que te haga una revisión. Así podrás saber si tienes un problema de salud mental o si estás pasando por un mal momento. Podrás aprender qué es lo que te puede ayudar.
¿Y si no puedo hablar con ninguno de mis padres? Está muy bien que tu madre o tu padre esté a tu lado, dispuestos a escuchar atentamente lo que necesites compartir y que te sepan ayudar. Pero no todos los padres pueden hacerlo. Algunos padres tienen sus propios problemas, lo que hace que les resulte difícil mantener la calma y ayudarte cuando lo necesitas. Y, si ha habido muchos conflictos entre tú y tus padres, les puede resultar difícil hablar.
Si no puedes hablar con ninguno de tus padres o si ellos no te pueden ayudar, habla con otro adulto.
Por ejemplo, puedes hablar con:
- otro miembro de tu familia, como un abuelo u otro pariente
- tu orientador escolar, el personal de la enfermería de tu escuela, un profesor o un entrenador
- tu médico o tu terapeuta
- tu mentor, el líder de tu grupo juvenil o un amigo de uno de tus padres
Acude a un adulto en quien confíes. Dile que te gustaría hablar con él o ella sobre un problema. Le puedes pedir que te escuche y que te ayude a reflexionar sobre lo que te está ocurriendo. Le puedes pedir que te ayude a tomar una decisión sobre qué hacer a continuación. Y también le puedes pedir que te ayude a concertar una visita con un médico o terapeuta.
Habla con tu médico o con un terapeuta
Incluso aunque ya hayas hablado con tu madre, tu padre u otro adulto, sigue siendo una buena idea hablar con un médico o terapeuta. Estos profesionales te pueden hacer las preguntas adecuadas y escucharte. Ellos son capaces de identificar cualquier problema de salud mental. Te pueden hablar sobre tratamientos y sistemas de apoyo recomendables para tu caso en concreto. Te pueden dar la atención que necesitas para remitirte a alguien que te pueda ayudar.
¿Necesito hablar con alguien solo porque estoy estresado?
A veces la gente no da importancia al estrés como si no fuera nada importante. Tal vez te digas: “Solo es estrés. Ya se me pasará.” Pero el estrés se puede acumular, sobre todo si estás afrontando una situación llena de retos. Y, si has vivido un trauma o una desgracia, es posible que trates de suprimir las emociones difíciles, en vez de afrontarlas. Hablar con alguien sobre este tipo de cosas te puede ayudar a abordarlas mejor e, incluso, impedir que desarrolles un problema de salud mental.
Siempre es mejor hablar con alguien sobre lo que estás sintiendo. Cuando te guardas las cosas para ti mismo, las cosas siguen estando mal o empeoran. Compartir lo que estás viviendo y sintiendo te ayudará a sentirte más cerca de tus allegados. Y este puede ser el primer paso para que te encuentres mejor.