Cuando eras más pequeño, tus padres tomaban las decisiones sobre tu salud. Programaban tus visitas al médico y hablaban en tu nombre. Ahora que ya eres más grande, sabes más sobre tu cuerpo y tu mente. Probablemente desees hacer tú mismo algunas elecciones relacionadas con tu salud.
Es bueno que te involucres todo lo posible. Las personas que desarrollan un papel en su propia atención pueden tomar mejores decisiones. Se mantienen más saludables.
¿Cuál es la mejor manera de comenzar? Hablando con tu médico.
Comienza por responder las preguntas
Cada vez que vayas al médico, puedes aprovechar para responder las preguntas en lugar de mirar cómo tus padres responden por ti. Cuanto más hables tú, menos tendrán que hablar tus padres. La mayoría de los padres se sienten orgullosos cuando ven a sus hijos tomar la iniciativa.
A medida que crezcas, el médico o enfermero te verá a solas durante parte de la visita, mientras tus padres esperan fuera. De a poco, comenzarás a desempeñar un papel más importante en tu propia atención médica.
¿De qué debo hablar con mi médico?
Si vas al médico porque estás enfermo o crees que tienes un problema de salud, hablarás de tus síntomas. Si tienes una lesión, explicarás cómo te lesionaste. Además de responder las preguntas del médico, también puedes hacerle preguntas.
Para las personas que tienen una enfermedad (por ejemplo: diabetes o asma), la mejor forma de aprender a manejarla correctamente es hablar con el médico o el enfermero. Si no entiendes algo, pregunta. Usa una aplicación de notas para llevar un registro de lo que necesites recordar.
Puedes hablar con tu médico sobre cualquier tema relacionado con tu salud. Esto incluye tu salud mental.
Los problemas de salud mental también pueden afectar la salud física. El médico querrá saber qué te está pasando. Por ejemplo, hazle saber si sufres problemas como acoso escolar o bullying, estrés, violencia o abusos. Si estás atravesando una depresión, ira, ansiedad o un trastorno alimenticio. Si has sufrido algún trauma, también debes compartirlo.
Sin importar cuál sea el problema que estés enfrentando, hablar con un médico o un enfermero puede ser el primer paso para recibir la ayuda que necesitas. Ellos pueden hacer las preguntas adecuadas, escuchar y darte ideas. Pueden recetarte tratamientos y enviarte a un especialista, si es necesario.
Hablar con un médico te ayuda a aprender a cuidar de tu salud, recibir ayuda para tus problemas y mantenerte lo más saludable posible.