¿Qué es un tacto vaginal?
En un tacto vaginal, el médico o el enfermero observa los órganos reproductores de una chica, tanto por fuera como por dentro. Esto incluye que el médico o el enfermero palpe el útero y los ovarios de la chica para asegurarse de que todo es normal.
Las adolescentes no se suelen tener que someter a tactos vaginales. A veces, los médicos hacen tactos vaginales a sus pacientes en edad adolescente si creen que puede tener algún problema. Por ejemplo, si una chica se queja de que sangra mucho en las menstruaciones, se pasa meses sin menstruar, o tiene abundante flujo vaginal, su médico querrá estudiar la causa. De no existir un problema, los médicos no recomiendan hacer tactos vaginales ni pruebas de Papanicolau hasta que una mujer haya cumplido 21 años.
¿Qué ocurre en un tacto vaginal?
Un ayudante del médico o un enfermero te darán una bata y una sábana para que te cubras. Te dejarán sola para que te desvistas, bien por completo (en el caso que también te tengan que hacer una exploración mamaria) o bien de cintura para abajo.
El médico o el enfermero entrará en la sala y te explicará brevemente qué puedes esperar durante la exploración. Después, te acostarás en la camilla boca arriba. Tendrás que doblar las rodillas y apoyar los pies en dos estribos metálicos triangulares, que sobresaldrán al final de la camilla. Aunque la visión de los estribos te pueda imponer un poco, solo sirven para que apoyes los pies y estés más cómoda.
El médico te pedirá que separes relajadamente las rodillas hacia ambos lados tanto como sea posible. Tal vez te resulte extraño estar acostada con las piernas abiertas de ese modo, pero a todas las mujeres les pasa lo mismo la primera vez.
El médico se pondrá unos guantes para explorar la parte exterior de tu vagina y asegurarse de que no hay llagas ni hinchazones y de que todo está bien desde fuera.
La exploración del interior
El médico querrá ver el interior de tu vagina. Utilizará un espéculo para ensanchártela con delicadeza. Un espéculo es un instrumento estrecho de plástico o de metal, que acaba en una pieza provista de bisagra, lo que permite abrirlo y cerrarlo. Si el espéculo es metálico, el médico o el enfermero lo calentarán antes para que no esté tan frío como para que te incomode. El profesional de la salud te avisará cuando te vaya a introducir el espéculo dentro de la vagina.
Una vez el espéculo esté en su sitio, el profesional lo abrirá con delicadeza. La colocación y la abertura del espéculo no deberían producir ningún dolor. Pero algunas mujeres afirman que les provoca una sensación de presión y de leve molestia.
Puesto que la vagina está rodeada de unos músculos que son capaces de contraerse y relajarse, esta prueba puede resultar más cómoda si consigues relajar los músculos de esa zona. Intenta hacer algunos ejercicios de respiración o concentrarte en relajar los músculos de la vagina. A veces, conductas como tararear tu canción preferida o conversar con el médico o el enfermero que te haga la prueba te pueden distraer y ayudarte a estar más relajada.
Cuando el espéculo esté colocado en su sitio, el médico o el enfermero iluminarán el interior de tu vagina para observar si existe algo anormal, como enrojecimiento, hinchazón, una cantidad excesiva de flujo o llagas. En caso necesario, el médico frotará rápidamente el interior de la vagina con un hisopo de algodón para recoger una muestra de mucosidad a fin de evaluar posibles infecciones. El médico o el enfermero retirará el espéculo al concluir la prueba. Esta parte de la exploración solo dura uno o dos minutos.
Los ovarios y el útero están tan dentro del cuerpo de una chica que no se pueden ver, ni siquiera utilizando un espéculo. El médico o el enfermero tendrá que palparlos para asegurarse de que tengan el tamaño correcto y de que no presenten quistes, u otros tipos de crecimientos anómalos.
Para esta parte de la exploración, tendrás que volver a apoyar los pies en los estribos metálicos. El médico o el enfermero se pondrá un gel lubricante en dos dedos (con los guantes puestos) y los harán resbalar hacia el interior de tu vagina. Con la otra mano, presionará la parte externa del abdomen inferior (la zona comprendida entre la vagina y el estómago). Sentirás un poco de presión y cierta molestia. De nuevo, te ayudará mucho si intentas relajar los músculos haciendo respiraciones lentas y profundas.
Un tacto vaginal completo dura aproximadamente de 3 a 5 minutos.
Pedir hora de visita
Lo mejor es pedir hora de visita en una fecha en la que crees que no va a tener el período menstrual; pero esto puede ser difícil de predecir, porque muchas chicas tienen períodos irregulares cuando empiezan a menstruar. Cuando programes la hora de visita, pregunta qué deberías hacer si resulta que tienes el período menstrual el día de la visita. Algunos médicos opinan que no pasa nada si tienes el período el día de la visita, por lo que no hay motivo para que te preocupes.
Es posible que tu primer tacto vaginal te resulte un poco chocante, pero ayuda mucho recordar que cada vez te costará menos relajarte. A nadie le gusta que la "examinen" por dentro, pero contar con un médico o un enfermero en quien confías puede ser de gran ayuda.