A veces, los niños tienen problemas para oír. Una de las mejores personas a quienes se puede visitar cuando se tienen problemas para oír es un audiólogo. Un audiólogo es un especialista muy bien preparado para entender cómo funciona el oído y para ayudar a las personas con problemas auditivos.
Los problemas auditivos vienen a ser un poco como resolver un misterio. ¿Por qué? Porque el oído consta de varias partes diferentes y está conectado con el cerebro. Para poder oír, las orejas necesitan al cerebro y el cerebro necesita a las orejas.
Un audiólogo puede averiguar en qué consiste un problema auditivo y el paciente tendrá que colaborar con él para resolverlo. Los niños con problemas auditivos deben visitar a un audiólogo con regularidad para saber cómo está yendo su tratamiento y asegurarse de que su audición va mejorando.
¿En qué consistirá la visita?
Visitar a un audiólogo no duele. El audiólogo usará un otoscopio para verte los oídos por dentro. Lo más probable es que ya te hayan explorado los oídos con un otoscopio en las visitas de revisión en la consulta de tu médico. Un otoscopio es un instrumento que se introduce dentro de la oreja. Por dentro, las orejas están muy oscuras, por lo que los otoscopios llevan una luz incorporada.
Después de verte las orejas por dentro, el audiólogo querrá ver cómo te están funcionado los oídos.
¿Qué pruebas te pueden hacer?
La primera prueba que es probable que te hagan es una timpanometría. Esta prueba evalúa cómo se mueven tus tímpanos. ¿Sabías que los tímpanos se mueven? Un tímpano normal vibra (se mueve hacia delante y hacia atrás) cuando el sonido te entra por la oreja. Para hacer esta prueba, el audiólogo te colocará un tapón blando dentro de la oreja durante unos pocos segundos. El tapón detectará el movimiento de tu tímpano, que se representará como una serie de líneas en la pantalla de un equipo o se imprimirá en una página de papel. Pídele al audiólogo que te enseñe la imagen.
Luego el audiólogo te hará entrar en una pequeña sala llamada cabina. La cabina anula todos los sonidos para que puedas estar en silencio total mientras te hacen la prueba auditiva. En la cabina, escucharás sonidos o palabras que el audiólogo te irá poniendo. Tendrás que levantar la mano o que apretar un botón para que el audiólogo sepa que has oído el sonido o la palabra que te ha presentado. Es posible que te pida que repitas las palabras que vayas oyendo.
Hay otra prueba que muestra lo bien que te está funcionado el oído interno. En esta prueba tendrás que llevar una diadema especial mientras vas escuchando los sonidos. Tendrás que llevar la diadema bien apretada para que pueda hacer vibrar los huesos del oído medio y enviar el sonido al oído interno. Generalmente, un extremo de la diadema estará detrás de una de tus orejas y el otro extremo estará delante de la otra oreja.
Una vez el audiólogo te haya colocado los auriculares en la cabeza correctamente, se irá a una habitación cercana para hacerte la prueba. Habrá una ventana entre ambas habitaciones, pero su cristal estará un poco oscuro. Es algo hecho a propósito. ¿Por qué? Para que no puedas tener ninguna pista sobre cuándo va a sonar un sonido. Porque eso sería hacer trampas.
La prueba durará unos 30 minutos, dependiendo de cuántos sonidos diferentes te quiera poner el audiólogo.
¿Qué nota sacaré?
¡Tenemos una buena noticia! En las pruebas de audición no se sacan notas o calificaciones, como en la escuela. El audiólogo te enseñará cómo has oído en un audiograma, un gráfico donde se ve lo bien que oyen las personas.
Pérdidas auditivas y audífonos
Es posible que las pruebas auditivas que le hagan a un niño indiquen que tiene una audición reducida en uno o en ambos oídos. Lo bueno es que hay muchos tratamientos posibles para los niños con pérdidas auditivas.
A veces, los niños oyen mal debido al exceso de cera o cerumen acumulado dentro de uno o ambos oídos, o a la acumulación de líquido debido a un catarro o a una infección de oído. Estos problemas les ocurren a muchos niños y suelen mejorar fácilmente. Extraer la cera de un oído es muy fácil. Generalmente, el líquido que se acumula dentro del oído desaparece por sí solo.
Hay algunos problemas auditivos que requieren usar audífonos. Se trata de pequeños micrófonos que hacen que los sonidos suenen más altos para que las personas con pérdidas auditivas los puedan oír. A veces, puede ser necesario operar. Si la operación solo logra mejorar un poco la audición de una persona, el hecho de usar un audífono lo puede ayudar a oír incluso mejor.
Los niños con problemas auditivos también pueden recibir otros tipos de ayudas. Pueden ir a escuelas especiales, donde todos los niños tienen problemas auditivos. O pueden ir a una escuela ordinaria y recibir ayuda adicional cuando la necesiten. Tanto dentro como fuera de la escuela, los niños pueden hacer logopedia, un tipo de tratamiento que los ayuda a hablar y a entender a los demás.
Si tienes problemas auditivos, un equipo de personas te ayudará a oír lo mejor posible. ¿Quién formará parte de ese equipo? ¡Tú, tu familia, tus amigos, tus profesores, tus médicos, tus terapeutas y, sobre todo, tu audiólogo!