Le das un mordisco a una manzana y luego tratas de hablarle a tu amigo sobre la tarea de matemática de ayer. De repente, sientes algo raro — ¡se te ha caído uno de tus dientes de leche! Hace mil años que estaba flojo y ahora lo tienes en la mano. Además, tienes un agujero en la boca lo suficientemente grande como para colocar una pajita (popote) entre tus dientes.
Antes de colocar este diente debajo de la almohada, ¿sabías que un diente es mucho más de lo que se ve a primera vista? Un diente está formado por muchas partes que, juntas, le permiten "funcionar". Y los dientes cumplen un papel importante en tu vida diaria. No sólo te permiten comer manzanas, sino que también te ayudan a hablar. Entonces, ¡hablemos de los dientes!
Dientes pequeñitos
A diferencia de tu corazón o de tu cerebro, tus dientes no estaban listos para funcionar desde el día que naciste. Si bien los bebés tienen los gérmenes de los primeros dientes aún antes de nacer, los dientes no salen (o se ven) hasta que el niño tiene 6 o 12 meses.
Una vez que te sale el primer diente, el resto comienza a salir. A la mayoría de los niños les salen los primeros dientes antes de los 3 años. A estos dientes se los llama "dientes de leche", y hay 20 en total. Cuando el niño tiene 5 o 6 años de edad, estos dientes comienzan a caerse.
Los dientes de leche se caen porque son empujados por los dientes permanentes que tienen detrás. Los dientes permanentes crecen lentamente y reemplazan a los dientes de leche. A aproximadamente los 12 o 13 años de edad, la mayoría de los niños ya tienen todos los dientes permanentes.
En total hay 32 dientes permanentes; 8 dientes más que el número de dientes de leche. Entre los 17 y los 25 años, salen cuatro dientes más llamados "muelas de juicio" que crecen en la parte posterior de la boca. Estas cuatro muelas de juicio completan el grupo total de dientes de los adultos (32 dientes).
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Viaje por los dientes
Hagamos un recorrido de los dientes. Mírate en el espejo y observa tus propios dientes o los dientes de un amigo. La parte de los dientes que puedes ver; es decir, la parte que no está cubierta por las encías (las encías son la parte carnosa y rosada), se denomina corona. La corona de cada diente está cubierta por una capa muy dura y brillante denominada esmalte. El esmalte es una sustancia muy dura que actúa como "guardaespaldas". El esmalte es una barrera que protege las partes internas del diente.
Si pudieras quitarle el esmalte al diente, encontrarías la dentina. La mayor parte del diente está formado por dentina. Si bien la dentina no es tan fuerte como el esmalte, es muy dura.
La dentina protege la parte más interna del diente, la pulpa. La pulpa es donde se encuentran las ramificaciones nerviosas y el suministro sanguíneo. Lo que te duele cuando tomas sopa caliente, muerdes una cucharada de helado súper frío, te caes y te rompes un diente, o tienes una carie, es la pulpa. Las terminaciones nerviosas dentro de la pulpa envían mensajes al cerebro sobre lo que sucede (¡El helado está muy frío!). En la pulpa también están los vasos sanguíneos, los cuales alimentan a los dientes manteniéndolos vivos y sanos.
La pulpa llega hasta el fondo de la raíz del diente, la cual se encuentra debajo de las encías. El Cemento forma el techo del diente y está anclado en la mandíbula.
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Tipos de dientes
Probablemente hayas notado que tienes varios tipos de dientes permanentes en la boca. Cada uno de estos tipos de dientes tiene una función específica.
Los dos dientes delanteros y los dos dientes que tienes a ambos lados de éstos se llaman incisivos. Hay cuatro en la parte superior y otros cuatro en la parte inferior.
Los dientes incisivos son los que tienen forma de pequeño cincel, con puntas planas y filosas. Estos dientes se utilizan para cortar o picar comida. Piensa en el ejemplo de la manzana: utilizaste los incisivos para romper la piel de la manzana.
Los dientes puntiagudos a cada lado de los incisivos se llaman caninos. Tienes cuatro caninos, dos en la parte superior y otros dos en la parte inferior. Dado que estos dientes son puntiagudos y filosos, ayudan a triturar la comida.
Al lado de los caninos se encuentran los premolares, que también son llamados "bicúspides". En total tienes ocho dientes premolares; cuatro en la parte superior y cuatro en la parte inferior. Para poder ver estos dientes, tendrás que abrir la boca bien grande. Pero cuando lo hagas, verás que su forma es completamente diferente a la de los incisivos y caninos. Los dientes premolares son más grandes, más fuertes y tienen crestas, lo cual le permiten triturar y cortar alimentos.
Si abres la boca muy grande, podrás ver los molares. Tienes ocho molares, cuatro en la parte superior y otros cuatro en la parte inferior. A veces, estos dientes se denominan "molares de los 6 años" y "molares de los 12 años" dado que es la edad en la cual salen.
Los molares son los dientes más fuertes. Son aún más anchos y resistentes que los premolares y tienen más crestas. Los molares funcionan en conjunto con la lengua para facilitar el tragado de la comida. ¿Cómo? La lengua recoge la comida masticada y la lleva hacia la parte posterior de la boca, donde los molares la triturarán hasta que esté lo suficientemente procesada para ser tragada.
Como habíamos mencionado anteriormente, los últimos dientes que salen son las muelas de juicio. A estos dientes también se los denomina "tercer molar". Se encuentran en la parte posterior de la boca, uno en cada lado.
Las muelas de juicio por lo general se extraen ya que causan problemas en la boca de una persona. Alguna gente cree que las muelas de juicio se usaban millones de años atrás para ayudar a la gente a masticar la comida. Se cree que su nombre "de juicio" se debe a que salen en la edad adulta, cuando una persona tiene más sabiduría o "juicio".
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El habla y los dientes
Tus dientes te sirven para masticar, pero también los necesitas para hablar. Ciertos dientes funcionan junto con los labios y la lengua para formar sonidos. Trata de decir despacio la palabra "tooth" y fíjate la manera en la que la lengua toca primero el interior de los incisivos para producir el sonido "t" y luego se coloca entre los dientes superiores e inferiores para producir el sonido "th".
Y si te gusta cantar "la la la la la", debes agradecerles a esos dientes cada vez que cantes. Presta atención a lo que le sucede a los dientes cada vez que emites el sonido "l".
Tratar bien a los dientes
Cepillarse los dientes con una pasta de dientes con flúor es la mejor manera de mantener tus dientes sanos. Cepíllate los dientes después de comer o por lo menos dos veces por día. Es muy importante que te laves los dientes antes de irte a dormir.
La mejor manera de cepillarte los dientes es aplicando un movimiento circular hasta que cubras toda la superficie de cada diente. Cepíllate moviendo el cepillo de arriba hacia abajo en vez de forma horizontal (de izquierda a derecha y viceversa). También debes utilizar hilo dental para limpiar los espacios entre los dientes por lo menos una vez por día. De esta manera puedes eliminar la comida y la placa (material pegajoso que puede causar caries o problemas en las encías) que tienen entre los dientes. ¡También puedes cepillarte la lengua para mantener un aliento fresco!
Además, es importante que visites a tus expertos favoritos en dientes: tu dentista y la higienista dental. Durante tu turno se fijarán si tienes algún problema y te limpiarán y pulira los dientes. A veces los dentistas tomarán radiografías para tener una mejor idea de lo que está ocurriendo dentro de tu boca. También es posible que te den un tratamiento de flúor mientras estés allí.
Entre una visita al dentista y la otra, puedes evitar problemas comiendo menos snacks y bebidas con azúcar, como las gaseosas. El azúcar puede dañar tus dientes y causar caries. Pero si te cuidas los dientes ahora, podrás tener dientes sanos y fuertes el resto de tu vida.