¿Qué puedo hacer para reducir el miedo de mi hijo a ponerse inyecciones o vacunas?
Mi hijo odia ponerse inyecciones. ¿Qué puedo hacer?
¿Las inyecciones ponen nervioso a su hijo? En caso afirmativo, no está solo. A mucha gente le asustan las inyecciones (¡no solo a los niños!) porque temen las agujas o temen que les hagan daño.
Si su hijo es pequeño, lleve al consultorio de su médico su juguete favorito, su libro favorito o bien otro objeto para distraerlo y tranquilizarlo. Mientras le pongan la inyección, pídale que:
- cuente hasta diez
- cante una canción con usted
- observe un cuadro o un póster de la pared o bien mire por la ventana
- escuche su canción favorita a través de unos auriculares
También lo puede agarrar por la mano o sentarlo en su regazo mientras le pongan la inyección. De hecho, el equipo médico le puede enseñar una manera de sostenerlo y de darle apoyo que permita que su hijo se esté quieto mientras usted lo consuela. Esté pendiente de sus propias emociones y expresiones. Los niños observan a sus padres, sobre todo en las situaciones nuevas o que les generan ansiedad. Si usted está tranquilo y relajado, es más probable que su hijo también lo esté.
Tal vez usted haya oído hablar sobre Buzzy. Se trata de un dispositivo personal de alivio del dolor de venta sin receta médica. Usa el frío para ayudar a insensibilizar el área del pinchazo, y vibraciones para reducir el dolor mientras se pone la inyección. Muchos padres que lo han usado informan sobre sus buenos resultados, ya que sus hijos notan menos dolor cuando los pinchan. Es posible que el consultorio de su médico disponga de maneras similares que ayuden a reducir el malestar de su hijo durante el pinchazo.
También ayuda el hecho de planificar con tiempo de antelación la visita donde le pondrán una inyección a su hijo. Ponerlo en práctica en casa mediante simulaciones puede reducir la ansiedad que podría sentir su hijo mientras espera a que lo pinchen. Considere también la posibilidad de usar un sistema de recompensas del comportamiento valiente. Llévese adhesivos u otros premios de tamaño reducido que le pueda dar a su hijo durante la visita y felicítelo. Pueden hacer algo divertido después del pinchazo a modo de recompensa. Pasar un rato en un parque o en un centro recreativo puede convertir el día del pinchazo en un recuerdo más agradable.
Si su hijo ya es mayor o un adolescente, anímelo a llevarse algo (un juego, un libro o música) que lo distraiga mientras espera. Cuando llegue el momento del pinchazo, dígale que respire hondo, se centre en alguna cosa de la habitación, relaje el brazo o tosa. Las investigaciones muestran que estas técnicas sirven para reducir la ansiedad y para hacer que el pinchazo resulte menos doloroso.
Independientemente de la edad que tenga su hijo, deje que el personal sepa que está nervioso. Están acostumbrados a atender a personas a quienes les asustan las inyecciones, y pueden ayudar a los niños a relajarse. Así mimo, los profesionales de la salud mental y los especialistas en Child-life (vida infantil) ofrecen educación, apoyo y otras herramientas para ayudar a los niños a afrontar sus miedos y a sentirse más cómodos mientras les pongan inyecciones.