Hacer más llevaderos los pinchazos en los dedos y las inyecciones de insulina en los niños con diabetes
Los niños con diabetes necesitan medirse la glucosa en sangre cada día. Esto forma parte de mantener su diabetes bien controlada. Los niños con diabetes tipo 1 y algunos niños con diabetes tipo 2 también necesitan inyectarse insulina. A los niños a quienes les acaban de diagnosticar una diabetes, les puede llevar un tiempo adaptarse a los pinchazos.
Maneras de ayudar a su hijo
Usted puede sentirse tentado a saltarse una inyección de insulina o un pinchazo en el dedo cuando su hijo llora, se queja o se opone de otra manera. Pero saltárselos no es una buena idea. La salud de su hijo depende de las mediciones y de las inyecciones diarias para mantener la diabetes bajo control.
Para ayudar a aliviar las preocupaciones y los miedos de su hijo:
- Conviértalo en una rutina. Al igual que cepillarse los dientes y ducharse, los pinchazos en los dedos y las inyecciones de insulina son unos hábitos muy saludables que su hijo debe adquirir. Este es un buen momento para que adquiera unos hábitos que le durarán de por vida. Enseñe a su hijo que los pinchazos en el dedo y las inyecciones lo ayudan a cuidar de su cuerpo.
- Anímelo a participar. Ayude a su hijo a empezar a participar activamente en el control de su diabetes. Los niños pequeños, dependiendo de su grado de madurez, pueden participar de diferentes maneras: traer lo necesario, leer en voz alta el resultado del glucómetro, escoger el lugar de la inyección, el dedo del pinchazo o empujar el émbolo de la inyección o del bolígrafo de insulina. Anime a su hijo a participar cada vez más en el control de su diabetes a medida que se vaya haciendo mayor. Ya verá como, al cabo de poco tiempo, su hijo estará haciendo mucho él solo (con su supervisión, por descontado).
- Escuche a su hijo. Deje que su hijo exprese sus miedos. Hable con él abiertamente y dígale que es natural que no le gusten las agujas ni los pinchazos. Recuérdele algún momento en que fue valiente y supo abordar una situación complicada. Asegúrele que también es capaz de abordar esta situación.
- Use palabras sencillas para explicarle las cosas. Dependiendo de la edad que tenga su hijo, le puede costar entender por qué necesita pincharse los dedos y ponerse inyecciones. Explíquele que ambas cosas lo ayudan a mantenerse sano y a encontrase bien. Hágale saber que, si sigue las instrucciones del médico, se encontrará mejor y será menos probable que tenga que faltar a la escuela o las actividades divertidas que practica.
- Tenga a mano un peluche. Algunos niños se tranquilizan al sostener su animal de peluche favorito, su muñeca o su mantita mientras les pinchan el dedo o les ponen una inyección.
- Abrace a su hijo después. Darle un abrazo, acariciarle la espalda o pasar unos minutos juntos puede tranquilizar a los niños después de que les pinchen un dedo o de que les pongan una inyección.
- Ofrézcale recompensas. Pruebe a usar adhesivos u otras recompensas que no sean alimentarias para favorecer la cooperación de su hijo. Su hijo puede añadir un adhesivo en su tabla o gráfica de registro después de cada pinchazo en el dedo o de cada inyección de insulina.
- Felicite a su hijo cuando coopere. Cuando su hijo lleve bien un pinchazo o una inyección, hágaselo saber. Le puede decir: “Veo que lo estás intentando. Te has sentado bien y te has quedado bien quieto hoy. Sigue así.”
Predispóngase para el éxito.
Pinchar a su hijo en el dedo para saber cuál es su azúcar en sangre y ponerle inyecciones de insulina son cosas que le irán resultando más fáciles con el tiempo. Los siguientes consejos lo pueden ayudar:
- Prepárese. Prepare todos lo utensilios y materiales necesarios fuera de la vista de su hijo, de ser posible.
- Hágalo corto y relajado. Concéntrese en la tarea y trate de estar tranquilo de principio a fin.
- Encuentre una distracción. Los niños sentirán menos molestias mientras les ponen la inyección si se distraen con un silbato, cuentan, cantan, abrazan un juguete o piensan en algo agradable. Un niño mayor puede probar a usar unos auriculares para escuchar música o para ver videojuegos o bien hacer respiraciones profundas mientras le ponen una inyección.
- Alimente a su bebé. Los bebés a quienes les tienen que pinchar en el dedo pueden notarlo mucho menos si se lo hacen mientras los amamantan o les dan el biberón. Usted también puede consolar y tranquilizar a su bebé de otras maneras.
- Cambie los lugares de los pinchazos y de las inyecciones. Para prevenir el dolor, vaya rotando las partes del cuerpo donde pincha a su hijo. Deje que las partes del cuerpo donde pinche a su hijo (para medirle el azúcar en sangre o para inyectarle insulina) se curen durante un día antes de volvérselas a pinchar. Para las inyecciones, pruebe el muslo, el abdomen y la parte alta del brazo. Para los pinchazos en los dedos, cambie de dedo y de lado en pinchazos consecutivos.
- Minimice las molestias. Utilice la insulina a temperatura ambiente. Y espere hasta que el alcohol que haya aplicado en la piel se seque antes de ponerle la inyección.
- Pruebe a usar hielo. Reduzca la intensidad de la molestia de los pinchazos anestesiando un poco esa parte del cuerpo. Frote suavemente la piel de su hijo con un cubito de hielo envuelto en una bolsa de plástico o un paño durante unos pocos minutos.
¿Quién lo puede apoyar?
En la diabetes tipo 1, recibir el apoyo adecuado puede ayudar mucho. Utilice los siguientes recursos:
- Otro cuidador. ¿Existe otro adulto, como su pareja o un pariente cercano, que pueda compartir con usted los cuidados de su hijo? Si puede contar con otro adulto, dispondrá de su ayuda cuando tenga que abordar nuevos retos.
- Otros padres. Puede ser muy estresante ponerle una inyección a un niño que llora y se resiste. Pero usted no está solo. Busque a padres de niños con diabetes, sea mediante grupos de apoyo, en persona o a través de internet. Estas personas le pueden dar consejos sobre cómo pinchar a su hijo y cómo gestionar el estrés.
- El equipo de atención de la diabetes de su hijo. Pida apoyo e ideas al equipo médico que atiende la diabetes de su hijo. Es posible que conozcan técnicas o dispositivos (como las bombas o los bolígrafos de insulina) que sean una buena opción para su hijo.
- Un profesional de la salud mental. ¿Está teniendo muchos conflictos con su hijo sobre los pinchazos? Diríjase al equipo médico que lleva a su hijo en busca de ayuda. Ellos le pueden recomendar a un buen psicólogo o terapeuta que tenga experiencia en este tipo conflictos.
- Apoye a su hijo en edad adolescente. ¿Su hijo en edad adolescente se resiste a pincharse? Busque un grupo formado por adolescentes con diabetes. Recibir consejos de otros adolescentes con su misma afección puede ser de gran ayuda para su hijo. O quizás le puede apoyar otro adulto de confianza, como un abuelo u otro pariente cercano que sean diabéticos. Y eso también le podría liberar a usted de una parte de la presión.
Los pinchazos en los dedos y las inyecciones de insulina pueden ser duros y difíciles de aceptar al principio. Pero, con preparación y práctica, tanto usted como su hijo se acabarán adaptando. Antes de lo que se imagina, los dos se acabarán sintiendo cómodos con esta parte tan necesaria de sus rutinas cotidianas.