Pedir ayuda: Superar obstáculos
Cuando tenemos dificultad haciendo algo, es natural pedir ayuda a otros. Ayudarse unos a otros es parte de la vida donde se mantienen buenas relaciones con otros.
Obtener ayuda parece algo sencillo. Pero no siempre es fácil pedir ayuda. A veces nos interponemos en nuestro propio camino sin darnos cuenta.
Ciertas creencias o formas de pensar pueden hacer más difícil que pidamos ayuda. A continuación te damos algunos ejemplos de los tipos de actitudes que pueden obstaculizar tu camino, e ideas sobre cómo superarlas.
Obstáculo 1: Creer que necesitar ayuda es un signo de debilidad.
Pedir ayuda demuestra madurez y confianza. Es un signo de fortaleza, no de debilidad. Sabes lo que necesitas y no tienes miedo de pedir ayuda para lograr tu meta.
Por ejemplo, en lugar de pensar:
No quiero que mi entrenador descubra que no puedo hacer bien ese movimiento; no quiero que piense en que no debería estar en el equipo.
Piensa lo siguiente:
Le mostraré a mi entrenador lo comprometido que estoy con el equipo (y lo duro que entreno) y le pediré que me dé consejos para mejorar.
Obstáculo 2: Pensar que no mereces ayuda o apoyo
Todo el mundo necesita ayuda de vez en cuando. Nadie puede (ni debe) hacer todo sin ayuda. Aceptar ayuda puede fortalecer las amistades y las relaciones. ¡Apoyar a un amigo te hace sentir bien!
Por ejemplo, en lugar de pensar:
Me gustaría mucho saber cómo está lidiando Katy con el divorcio de sus padres, pero ella es una niña tan popular y está tan ocupada que estoy seguro de que no tiene tiempo para mí.
Piensa lo siguiente:
Le preguntaré a Katy si tiene tiempo para hablar y le haré saber lo importante que son para mí sus consejos. Quizás algunas de las cosas que me pasaron a mí puedan ayudarla a ella también.
Sin embargo, debes pensar bien a quién le pides ayuda. Comparte tus sentimientos o un problema con alguien que sea capaz de escucharte y le importe ayudarte, no con alguien que te juzgue, critique o culpe. La mayoría de las veces podemos anticipar de qué manera reaccionaría la gente. Pero en raras ocasiones nos toman desprevenidos. Si te rechazan, no es por nada que hayas hecho. El problema está en la otra persona.
Díte a ti mismo:
Si Katy dice que no, es posible que no esté lista para hablar sobre sus propias experiencias. Si es irrespetuosa, sabré desde el principio que no tiene el potencial para ser mi amiga.
Obstáculo 3: No pedir ayuda
A veces tienes la suerte de tener personas en tu vida que saben lo que necesitas y se ofrecen a ayudarte antes de que se lo pidas. Generalmente, esta persona es un padre o un amigo cercano. Pero a veces, cuando necesitamos ayuda, tenemos que pedirla. El mejor enfoque es ser claro y directo, como decir: "Tengo problemas con esto. ¿Puedes ayudarme?".
Por ejemplo, en lugar de pensar:
Tengo miedo de que mis amigos no quieran escuchar que mi novio me empujó, ya piensan que estoy ignorando sus consejos acerca de que él es demasiado controlador. Y no quiero preocupar a mi mamá. Así que me guardaré el comentario por ahora.
Piensa lo siguiente:
Les diré a mis amigos que tenían razón y que estoy empezando a preocuparme por el comportamiento de mi novio. Les pediré que me ayuden a resolver el problema con mi novio y a decirle a mi mamá.
Obstáculo 4: Esperar a que alguien más dé el primer paso
No siempre es fácil para otras personas ver cuándo necesitamos ayuda. Tal vez estemos poniendo una cara alegre para enmascarar el problema o dando la sensación de que no queremos hablar. No esperes a que alguien lea tu mente o se dé cuenta de lo que necesitas. Pide ayuda.
Por ejemplo, en lugar de pensar:
Realmente desearía que Shanya me preguntara sobre las cicatrices en mi pierna para poder hablar con alguien sobre mi corte. Sé que ella sospecha de algo, pero tal vez en realidad no le importe.
Piensa lo siguiente:
Le comentaré a Shanya lo que me está pasando y le diré que realmente me vendría bien un poco de ayuda.
Obstáculo 5: Rendirse con demasiada facilidad
Si la ayuda no nos da lo que esperamos de inmediato, es tentador darse por vencido. Pero recibir la ayuda adecuada requiere un esfuerzo continuo. Es posible que sean necesarios varios intentos.
Por ejemplo, en lugar de pensar:
Se supone que el asesor de preparación para el ingreso a la universidad debe saber qué es lo mejor para mí. Supuestamente tiene toda esta experiencia, pero ahora que lo conozco me pregunto si todo esto es sólo una gran pérdida de tiempo.
Piensa lo siguiente:
Mi primera reunión con el asesor para el ingreso a la universidad fue un poco decepcionante. Pero probablemente le llevará algún tiempo conocer mi personalidad y qué universidad es la mejor para mí. Le daré dos reuniones más antes de tomar una decisión. También me esforzaré más en compartir lo que quiero y no esperaré que él lea mi mente.
Por qué es importante pedir ayuda
Nadie puede vivir sin la ayuda de otros. Las personas que creen en nosotros siempre nos recuerdan que tenemos todo lo necesario para enfrentar los retos de cada día, que importamos y que somos amados. Pero a veces simplemente tenemos que acercarnos a otros y pedir ayuda. Nuestros amigos y familiares nos aman, pero no siempre pueden saber lo que queremos, especialmente si no demostramos o exteriorizamos lo que nos pasa.
Debido a que puede ser difícil pedir ayuda, no dudes en ofrecerle apoyo a otra persona si crees que lo necesita. Dar y recibir ayuda son excelentes habilidades que debes aprender. Nos ayudan a ser empáticos y generosos y a entender mejor a quienes nos rodean.