Cuídate los oídos y las orejas
En comparación con otras partes del cuerpo, los oídos y las orejas no te piden gran cosa. No necesitas cepillártelos, como haces con los dientes, ni cortártelos, como haces con las uñas de los pies. Lo único que necesitan tus orejas es que te las laves con regularidad, o sea que no te olvides de lavártelas con agua y jabón cuando te enjabones el resto del cuerpo en la ducha o en la bañera.
La verdad sobre la cera de los oídos
Tal vez hayas pensado alguna vez en la cera de los oídos y te hayas preguntado si necesitas eliminarla. De hecho, por muy asquerosa que pueda parecer, la cera tiene su función. El conducto auditivo fabrica cera para proteger el oído. Una vez fabricada, la cera se va desplazando poco a poco hacia el exterior. Una vez allí, o bien se desprende y cae o bien se elimina cuando te lavas. Si quieres, te puedes limpiar suavemente la parte más externa del oído con una manopla.
Hay un viejo dicho que recomienda no meterse nada dentro de los oídos. No todos los dichos son verdad, pero este es absolutamente cierto. Podrías hacerte daño al meterte algo dentro del oído. Ni siquiera es una buena idea utilizar bastoncillos de algodón. Podrías empujar la cera hacia partes más internas del oído, donde se podría quedar pegada. Además, el bastoncillo te podría irritar el conducto auditivo e incluso provocarte una infección.
Y, por descontado, no te metas nunca nada puntiagudo ni afilado dentro del oído, porque podrías hacerte sangre o una lesión grave. Si te parece que tienes demasiada suciedad o cera en el oído, pide a tu mamá o a tu papá que pida hora de vista con tu médico para que te la limpie.
Cuídate bien las orejas si llevas piercings
Los piercings pueden quedar bien en una oreja, ¡pero debes tener mucho cuidado con ellos si no quieres que las cosas se pongan feas! Cuando te hagas un agujero nuevo en la oreja, no te quites el pendiente hasta que el agujero haya cicatrizado y se haya curado por completo. Si no, se te podría cerrar.
También debes prevenir posibles infecciones. Lávate las manos antes de tocarte la oreja que te hayas perforado. Aplicar alcohol en la zona afectada te ayudará a mantener los gérmenes a raya. Con la ayuda de un adulto, moja una bolita de algodón en un poco de alcohol y restriégatela por ambos lados del agujero (sin quitarte el pendiente). Luego gira varias veces el pendiente para asegurarte de que el alcohol llega bien a todas las partes del agujero.
Si crees que se te puede haber infectado el agujero de un piercing , díselo a tu mamá o a tu papá. Un lóbulo infectado puede estar hinchado, rojo, caliente, doler y supurar un líquido llamado pus. Si te ocurre a ti, no esperes que se te cure solo.
Consejos para los nadadores
A veces, la conducta de nadar puede llevar a que un niño contraiga una infección conocida como otitis del nadador u otitis externa. Es una infección que afecta al oído externo y que provoca inflamación y dolor. Ocurre cuando el agua queda estancada dentro del conducto auditivo. Esto puede irritar la piel, facilitando la proliferación de bacterias que invaden el conducto y provocan una infección. Si crees que podrías tener oído del nadador, tu mamá o tu papá deberían llamar al médico. Hay unas gotas especiales que ayudan a eliminar este tipo de infección.
Oídos, frío y calor
Cuando el sol pegue fuerte, lleva un gorro y no te olvides de ponerte protector solar en las orejas para evitar que te las fría el sol. Y, cuando llegue el invierno, tápatelas bien con un gorro o con una cinta para la cabeza. ¿Por qué? Porque, cuando hace mucho frío, es fácil que se produzcan congelaciones de la piel. ¡Brrrr!