Ir a un fisioterapeuta
La terapia física es un tipo de tratamiento médico que ayuda a una persona a mover el cuerpo. Es posible que te preguntes por qué alguien podría necesitar ayuda para moverse. Pero si alguna vez te fracturaste un hueso o sufriste una lesión grave, sabes lo difícil que puede ser hacer las cosas habituales, como caminar o lanzar una pelota de béisbol.
La terapia física ayuda a las personas que sufrieron una lesión o que tienen una discapacidad física, como parálisis cerebral, para que puedan mover mejor el cuerpo.
Los fisioterapeutas son profesionales del cuidado de la salud que saben mucho sobre cómo se mueve el cuerpo y cómo mejorar el movimiento. Tratan a personas de todas las edades, desde bebés hasta abuelos.
Una persona puede acudir a una sesión de terapia física o a muchas sesiones durante el transcurso de meses o años. Durante estas sesiones, el fisioterapeuta le enseña a la persona a hacer ejercicios físicos y estiramientos especiales. Esta terapia permite fortalecer los músculos débiles y le muestra a la persona nuevas maneras de trasladarse.
Niños que acuden a terapia física
Una pierna fracturada es un buen ejemplo de un motivo por el que un niño podría ir a terapia física. Antes de irse del hospital, el fisioterapeuta le enseñará al niño a caminar con muletas y a subir y bajar escaleras. Los fisioterapeutas saben cuál es la mejor manera de sujetar las muletas y les enseñan a los niños cuánto peso pueden apoyar sobre la pierna fracturada.
Cuando un niño aprende a caminar con muletas, es posible que el fisioterapeuta le coloque un cinturón de seguridad para que no se caiga ni tropiece mientras practica. El fisioterapeuta también les enseña a los padres del niño el uso seguro de las muletas y en superficies planas y en escaleras. Es importante que los niños usen calzado con buen apoyo, como calzado deportivo, al usar muletas.
Aprender jugando
Los niños aprenden jugando; por eso los fisioterapeutas con frecuencia tienen juguetes para los niños. Tal vez encuentres pelotas, bancos, hamacas, resbaladeras e incluso videojuegos interactivos en un gimnasio para terapia pediátrico. Los niños pueden divertirse durante las sesiones de terapia, aunque suele necesitarse un trabajo arduo para fortalecer los músculos y aprender a hacer cosas nuevas.
Algunos niños tal vez visiten al fisioterapeuta solo una o dos veces, mientras que otros quizás deban hacerlo durante muchos meses. Las sesiones suelen durar entre 30 minutos y 1 hora, según la edad del niño y del tipo de problema que tiene.