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Lactancia materna frente a lactancia con leche de fórmula

Revisor médico: Elana Pearl Ben-Joseph, MD

Elegir entre la lactancia materna y la lactancia con leche de fórmula es una de las decisiones más importantes que tienen que tomar los padres que esperan a un bebé y que lo acaban de tener.

Los expertos consideran que la leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés. Pero la lactancia materna puede no ser posible para todas las mujeres. En muchas de ellas, la decisión de dar el pecho o el biberón al bebé se basa en criterios de comodidad, estilo de vida y situaciones médicas específicas.

Para las madres que no pueden amamantar a sus bebés o que deciden no hacerlo, las "leches de fórmula" (también conocidas como "leches infantiles" o "leches maternizadas") son una alternativa saludable. Las leches infantiles proporcionan a los bebés los nutrientes que necesitan para crecer y desarrollarse.

A algunas mujeres les preocupa que, si no amamantan a sus bebés, no podrán forjar un vínculo emocional con ellos. Pero lo cierto es que una madre que quiera a su hijo siempre creará un vínculo especial con él. Y la alimentación del bebé (sea de un tipo o de otro) es un momento fenomenal para reforzar el vínculo con él.

La decisión de amamantar o de dar el biberón a su bebé es algo muy personal. Tener en claro las ventajas y los inconvenientes de cada método le puede ayudar a decidir qué es mejor para usted y para su bebé.

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Todo sobre la lactancia materna

Amamantar a un bebé puede ser una experiencia maravillosa tanto para la madre como para el bebé. Proporciona una nutrición ideal y una experiencia de vinculación muy especial para muchas madres.

Una serie de organizaciones, como la Academia Americana de Pediatría (AAP) la Asociación Médica Estadounidense (AMA, por sus siglas en inglés), la Asociación Dietética Americana (ADA) y la Organización Mundial de la salud (OMS), recomiendan la lactancia materna como mejor opción para alimentar a un bebé. La lactancia materna ayuda a defenderse de las infecciones, a prevenir alergias y a proteger contra diversas afecciones crónicas.

La AAP recomienda alimentar a los bebés exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida. A partir de ese momento, se anima a las madres a proseguir con la lactancia materna por lo menos hasta que el bebé tenga 12 meses, y durante más tiempo si tanto la madre como el bebé así lo desean.

He aquí algunos de los muchos efectos beneficiosos de la lactancia materna.

Combate las infecciones y otras afecciones. Los bebés amamantados contraen menos infecciones y son hospitalizados menos veces que los niños alimentados con leches infantiles. En la lactancia materna, los anticuerpos y otros factores que luchan contra los gérmenes pasan de la madre al bebé y refuerzan el sistema inmunitario del pequeño. Esto ayuda a reducir la incidencia de muchas infecciones, como los siguientes:

La lactancia materna también protege a los bebés contra:

La lactancia materna es particularmente beneficiosa para los bebés prematuros.

Es nutritiva y facilita la digestión. Los componentes de la leche materna: la lactosa, la proteína (suero y caseína) y la grasa, a menudo conocidos como la "comida perfecta" para el sistema digestivo del bebé humano, son fáciles de digerir para un recién nacido.

Considerados como grupo, los bebés amamantados tienen menos dificultades para digerir la leche que los alimentados con leche artificial. La leche materna se tiende a digerir con más facilidad; por eso, los bebés amamantados tienen menos episodios de diarrea o estreñimiento.

La leche materna también contiene, por naturaleza, muchas de las vitaminas y minerales que necesita un recién nacido. La única excepción es la vitamina D; la AAP recomienda administrar suplementos de vitamina D a todos los bebés amamantados durante los dos primeros meses de vida y hasta que ingieran suficiente cantidad de leche enriquecida con vitamina D (a partir del año).

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. regula la fabricación de leches infantiles para que contengan todos los nutrientes necesarios (incluyendo la vitamina D). De todos modos, las leches comercializadas todavía no han conseguido reproducir la composición exacta de la leche materna. ¿Por qué? Porque la leche es una sustancia viva fabricada por cada madre para cada bebé en particular, un proceso que no se puede reproducir ni duplicar en una fábrica.

Es gratuita. La leche materna no cuesta ni un céntimo, mientras que el precio de la leche de fórmula va en aumento. Y, a no ser que usted se deba sacar leche utilizando una bomba para que se la den a su bebé, no necesitará comprar biberones, tetinas ni otros complementos de la lactancia con leche de fórmula que pueden ser caros. Puesto que los bebés amamantados enferman menos que los bebés alimentados con leche artificial, esto puede implicar una menor cantidad de visitas al médico, menos copagos y una menor necesidad de comprar medicamentos de venta con o sin receta médica.

Tiene diferentes sabores. Las madres lactantes sueles necesitar 500 calorías adicionales cada día para fabricar leche materna, lo que significa que deben ingerir una amplia variedad de alimentos bien equilibrados. Esto permite que los bebés amamantados puedan probar diferentes sabores a través de la leche materna, que sabe de forma diferente en función de lo que haya comido la madre. Al haber probado los alimentos propios de su "cultura", los lactantes amamantados aceptarán con más facilidad los alimentos sólidos cuando se introduzcan en su dieta.

Siempre está disponible. Sin tener que hacer carreras de última hora al supermercado para comprar leche de fórmula, la leche materna siempre está fresca y lista para tomar, independientemente de que usted esté en su casa o yendo de aquí para allá. Y las madres que amamantan a sus bebés tampoco necesitan lavar biberones y tetinas o calentar la leche a media noche.

Bebés más listos. Algunos estudios sugieren que los niños alimentados exclusivamente con leche materna tienen coeficientes intelectuales ligeramente más altos que los alimentados con leche artificial.

Contacto "piel a piel”. Muchas madres disfrutan de la experiencia de íntima conexión que establecen con sus bebés cuando los amamantan. Y el contacto piel a piel puede contribuir a afianzar el vínculo emocional entre madre e hijo.

Es beneficiosa también para la madre. La capacidad de alimentar completamente al bebé solo con leche materna puede ayudar a una madre a ganar seguridad en sí misma sobre su capacidad para cuidar de su pequeño. La lactancia materna también quema calorías y ayuda a que el útero se encoja, de modo que las madres que amamantan a sus hijos recuperan la figura que tenían ante de quedarse embarazadas y pierden peso más deprisa. Así mismo, los estudios indican que la lactancia materna ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama, hipertensión arterial, diabetes y enfermedades cardiovasculares, y es posible que también ayude a reducir el riesgo de cáncer de útero y de ovario.

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Retos de la lactancia materna

La lactancia materna puede ser fácil y sencilla desde el principio para algunas madres, pero a otras madres les puede costar un tiempo habituarse a ella. Las madres y los bebés necesitan mucha paciencia para habituarse a la rutina de la lactancia materna.

Entre las preocupaciones más frecuentes de las madres primerizas, sobre todo durante las primeras semanas o meses de lactancia, se incluyen las siguientes:

Incomodidad y molestias. Al principio, muchas mujeres no se sienten cómodas cuando dan el pecho a sus bebés. Pero, con información, apoyo y práctica, la mayoría de las madres supera esta etapa.

El dolor de cuando el bebé se agarra al pecho es normal durante la primera semana hasta el décimo día, y debería durar menos de un minuto en cada toma. Pero, si amamantar resulta doloroso durante toda la toma o se tienen los pezones o los senos doloridos, es una buena idea pedir ayuda a un asesor de lactancia materna o al médico. Muchas veces solo es cuestión de utilizar la técnica adecuada, pero a veces el dolor se puede deber a otro motivo, como una infección.

Tiempo invertido y frecuencia de las tomas. La lactancia materna exige una considerable cantidad de tiempo y dedicación por parte de la madre, sobre todo al principio, cuando los bebés se alimentan muy a menudo. El horario de las tomas o a la necesidad de extraerse leche utilizando una bomba durante el día puede crear dificultades a las madres que tienen que trabajar, hacer recados o viajar.

Y los bebés amamantados necesitan alimentarse más a menudo que los alimentados con leche de fórmula porque la leche materna se digiere más deprisa. Esto significa que el bebé puede necesitar mamar cada dos o tres horas (tal vez más, tal vez menos) durante las primeras semanas de vida.

La dieta. Las mujeres que dan el pecho deben tener cuidado con lo que comen y con lo que beben, ya que se lo pueden transmitir a sus bebés a través de la leche materna. Al igual que durante el embarazo, las madres que amamantan a sus hijos no deben comer pescado rico en mercurio y limitar el consumo de pescado que contenga concentraciones menores de mercurio.

Si una madre bebe alcohol, una cantidad reducida de esta sustancia llegará al bebé a través de la leche materna. Después de tomar cualquier bebida alcohólica, deberá esperar por lo menos dos horas antes de amamantar al bebé. El consumo de cafeína se debe limitar a no más de 300 miligramos (entre una y tres tazas de café) o menos al día porque esta sustancia puede provocar problemas, como inquietud e irritabilidad, en algunos bebés.

Afecciones médicas de la madre, medicamentos y cirugía mamaria. Algunas afecciones médicas que padezca la madre, como una infección por el VIH o el SIDA, tener que recibir quimioterapia o tomar ciertos medicamentos hacen que la lactancia materna no sea segura para el bebé. Si una mujer no está segura de si debería amamantar a su bebé porque padece determinado trastorno, debería preguntárselo a su médico o a un asesor de lactancia. Las mujeres deben preguntar a sus médicos sobre la seguridad de tomar cualquier medicamento durante la lactancia materna, incluyendo los de venta sin receta médica, como los preparados que contengan plantas medicinales.

Las mujeres que se han sometido a cirugía mamaria, como una reducción de senos, pueden tener dificultades para producir leche si la intervención ha dañado los conductos mamarios. En estas situaciones, la mujer debe exponer sus preocupaciones a su médico y trabajar con un especialista en lactancia.

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Todo sobre la lactancia con leche de fórmula

Las leches infantiles comercializadas son una alternativa nutritiva a la leche materna y hasta contienen algunas vitaminas y nutrientes que los bebés amamantados deben obtener mediante suplementos.

Fabricadas en condiciones de esterilidad, las leches infantiles intentan reproducir la leche materna utilizando una compleja combinación de proteínas, azúcares, grasas y vitaminas que sería imposible fabricar en casa. Por lo tanto, si usted decide no amamantar a su bebé, es importante que le dé solamente leche infantil comercializada en vez de intentar elaborar una por sí misma.

Aparte de los motivos médicos que pueden desaconsejar la lactancia materna, a algunas mujeres, amamantar a sus bebés les resulta demasiado difícil o estresante. He aquí otros motivos que pueden llevar a una mujer a optar por la lactancia artificial:

Comodidad. Cualquiera de los dos padres (o cualquier otro cuidador) puede darle el biberón al bebé en cualquier momento (aunque esto también es aplicable a las madres que se extraen leche materna utilizando bombas de extracción). Esto permite que la madre comparta con su pareja la tarea de alimentar al bebé, lo que ayuda a esta última a involucrarse más en este crucial proceso y en la formación del vínculo que suele conllevar.

Flexibilidad. Una madre que alimenta a su bebé con leche de fórmula puede dejar a su bebé con su pareja u otro cuidador sabiendo que lo podrá alimentar durante su ausencia. No necesitará extraerse leche con una bomba ni organizarse el horario de trabajo u otras obligaciones y actividades en función de las tomas del bebé. Tampoco necesitará buscar un lugar recogido cuando tenga que amamantar al bebé en público.

Tiempo invertido y frecuencia de las tomas. Puesto que la leche de fórmula es menos fácil de digerir que la leche materna, los bebés alimentados con leche de fórmula generalmente necesitan alimentarse con menos frecuencia que los bebés amamantados.

Dieta. Las mujeres que optan por la lactancia con leche de fórmula no necesitan preocuparse de que lo que coman o beban pueda afectar a sus bebés.

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Retos de la lactancia artificial

Al igual que la lactancia materna, la lactancia con leche de fórmula también plantea algunos retos que conviene tener en cuenta en el momento decidirse por uno u otro tipo de lactancia.

Carece de anticuerpos. Ninguno de los anticuerpos que contiene la leche materna se encuentra en la leche artificial. Por lo tanto, este tipo de lactancia no proporciona al bebé la protección añadida contra las infecciones y otras enfermedades que proporciona la leche materna.

No puede reproducir la complejidad de la leche materna. Las leches artificiales están lejos de reproducir la complejidad de la leche materna, que va cambiando a la par de las necesidades nutricionales del bebé.

Organización y preparación. A diferencia de la leche materna, que siempre está disponible, fresca, no se acaba y se encuentra a la temperatura adecuada, alimentar a su bebé con leche de fórmula supone organización y planificación para asegurase de que tiene lo que necesita y cuándo lo necesita. Los padres deben comprar la leche de fórmula y asegurarse de tenerla siempre a mano para evitar salidas nocturnas a fin de comprarla.

Es importante disponer siempre de los complementos necesarios (como biberones y tetinas), asegurándose de que están limpios y listos para el uso. En caso contrario, el bebé se podría poner muy hambriento e inquieto, siendo más difícil de tranquilizar. Con 8 a 10 tomas en cada período de 24-horas, es fácil que los padres se sientan agobiados si no saben organizarse bien.

Precio. La leche de fórmula puede ser cara. Las variantes en polvo son las más baratas, seguidas de las variantes concentradas, siendo las más caras las que se venden listas para el uso. Y las leches especiales (por ejemplo, de soja o hipoalergénicas) son más caras, a veces mucho más caras, que las leches de fórmula básicas. El costo de alimentar a un bebé con leche de fórmula básica durante el primer año de vida ronda los US $1.500 (o los 1.500 €).

Puede producir gases y estreñimiento. Los bebés alimentados con leche de fórmula son más proclives a tener gases y a hacer deposiciones más duras que los bebés alimentados con leche materna.

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Tomar la decisión

Decidir cómo va a alimentar a su bebé puede resultarle difícil. Sabrá cuál es la opción adecuada para su familia cuando llegue el bebé.

Muchas mujeres optan por un método antes de que nazca el bebé pero cambian de idea cuanto nace. Y hay muchas que optan por amantar a su bebé añadiendo suplementos de leche de fórmula porque constatan que se trata de la mejor opción para su familia y estilo de vida.

Mientras esté considerando los pros y los contras de cada opción, hable con su médico o con un asesor de lactancia. Estos profesionales de la salud le pueden facilitar más información sobre sus opciones  y ayudarla a tomar la mejor decisión para todo el conjunto de su familia.

Revisor médico: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
Fecha de revisión: Febrero de 2015