Medicamentos: Utilizarlos de forma segura
Dar medicamentos a los niños con seguridad puede ser complicado. Muchos padres se sienten estresados cuando sus hijos necesitan un medicamento porque saben que darle demasiada cantidad o una cantidad insuficiente les podría provocar graves efectos secundarios. He aquí algunos consejos que lo pueden ayudar.
¿Cuáles son los aspectos fundamentales de la seguridad relacionada con los medicamentos?
Para utilizar los medicamentos de venta con o sin receta médica con seguridad, hable con el médico de su hijo o con su farmacéutico antes de dárselos a su hijo.
Cuando dé medicamentos a su hijo, necesitará saber:
- el nombre del medicamento y para qué se utiliza
- qué cantidad de medicamento, con qué frecuencia y durante cuánto tiempo lo debe tomar su hijo
- cómo se administra el medicamento (por ejemplo: si se toma por boca; se inhala o aspira hacia los pulmones; se introduce en los oídos, los ojos o el recto; o se aplica sobre la piel)
- cualquier indicación especial, como si el medicamento se debe tomar con o sin alimentos
- cómo almacenar el medicamento con seguridad y durante cuánto tiempo
- efectos secundarios más frecuentes o reacciones al medicamento
- interacciones con otros medicamentos que esté tomando su hijo
- qué puede ocurrir si su hijo se salta una dosis
Otras cosas que debe saber:
- Las dosis de los medicamentos de venta libre o con receta médica dependen del peso del paciente. Por lo tanto, asegúrese de que el médico de su hijo y su farmacéutico disponen de información actualizada sobre el peso y la edad de su hijo. Muy poco de un medicamento podría no ser eficaz y un exceso de medicamento podría ser nocivo para su hijo. Además, medicamentos diferentes contienen concentraciones diferentes de sus componentes. Por lo tanto, compruebe siempre lo que pone en el envase del medicamento y pregunte al farmacéutico si tiene alguna duda.
- Muchos medicamentos de venta con receta se deben tomar hasta completar el tratamiento prescrito por el médico, incluso aunque su hijo empiece a sentirse mejor antes de completarlo. Por ejemplo, los antibióticos ayudan a matar bacterias, por eso, es importante terminar todas las dosis incluso después de que hayan desaparecido los síntomas. En caso contrario, se podría reactivar la infección.
- Asegúrese de que el médico y el farmacéutico saben si su hijo tiene alergias o si toma otros medicamentos con regularidad.
- A veces, los medicamentos se deben dar a demanda, como cuando un niño los necesite para tratar síntomas como el dolor o el malestar. Los medicamentos de venta sin receta médica que alivian síntomas como el dolor, las molestias o la fiebre (como el paracetamol y el ibuprofeno) se deben usar siguiendo las recomendaciones del médico de su hijo.
- Hable antes con el médico para estar seguro de que un medicamento de venta sin receta médica es seguro para su hijo.
Aspectos fundamentales sobre la medicación
Para utilizar medicamentos de una forma segura:
- Consulte siempre a su médico si no está seguro sobre si los síntomas de su hijo requieren medicación.
- No utilice nunca medicamentos que hayan sobrado de tratamientos previos. Por ejemplo, los farmacéuticos a veces venden más jarabe del necesario por si se produjeran derrames u otros tipos de pérdidas de medicamento. Si sobra jarabe después de que su hijo complete el tratamiento, deshágase de las sobras. Si se trata de un medicamento que se toma a demanda, fíjese en la fecha de caducidad para asegurarse de no administrar a su hijo un medicamento caducado.
- Nunca dé a su hijo medicamentos que hayan sido recetados para otra persona, se trate de adultos o niños. Aunque dos personas tengan la misma enfermedad, podrían necesitar medicamentos diferentes a dosis diferentes y con indicaciones diferentes.
- No dé nunca a un niño un medicamento que sea para adultos.
- Consulte al médico de su hijo o a su farmacéutico antes de darle a su hijo dos tipos de medicamentos diferentes que contengan los mismos componentes.
- No le dé a su hijo medicamentos para la tos o el resfriado a menos que su médico le dé el visto bueno, sobre todo, si su hijo todavía no ha cumplido 6 años. Estos medicamentos ofrecen muy pocos beneficios a los niños pequeños y pueden tener graves efectos secundarios. Muchos medicamentos infantiles para la tos y el resfriado tienen más de un componente, lo que aumenta las probabilidades de sobredosis accidentales cuando se toman junto con otros medicamentos.
- Si compra medicamentos de venta sin receta médica, compruebe que su envase no presenta signos de manipulación, y no utilice ningún envase roto, cortado o estropeado. Asegúrese de comprobar también la fecha de caducidad.
- Colabore con su farmacéutico para poder disponer de un historial sobre los medicamentos de toda su familia en un lugar central. Consulte a su farmacéutico si tiene dudas sobre cualquier medicamento, incluyendo información sobre posibles efectos secundarios o reacciones adversas al medicamento.
Cómo administrar medicamentos a su hijo con seguridad
Compruébelo por doble partida. En primer lugar, verifique que ha comprado el medicamento correcto. Muchos frascos de medicamentos y jarabes tienen el mismo aspecto. Por lo tanto, asegúrese de que el nombre de su hijo figura en la etiqueta y de que se trata del medicamento que le ha recomendado su médico. Sea especialmente cuidadoso cuando seleccione el medicamento dentro del botiquín o del armario donde guarda los medicamentos a media noche; es muy fácil equivocarse de frasco cuando esté medio dormido.
Lea todas las instrucciones. Tanto los medicamentos de venta libre como los de venta con receta médica suelen disponer de prospectos impresos sobre los efectos secundarios más frecuentes, junto con instrucciones sobre cómo tomar el medicamento. Asegúrese de leer toda la información detenidamente antes de empezar a medicar a su hijo. En la etiqueta o el prospecto se puede indicar que debe agitar un medicamento líquido antes de usarlo para que sus componentes activos se distribuyan homogéneamente. Llame al médico o al farmacéutico si tiene cualquier duda.
¿Con o sin alimentos? Todos los medicamentos de venta con receta médica se venden con etiquetas o instrucciones sobre cómo se deben tomar. Por ejemplo, "tomar con alimentos o con leche" significa que el medicamento puede causar molestias en un estómago vacío o que los alimentos pueden mejorar su absorción. En tal caso, su hijo debería tomar un tentempié o comer justo antes o después de tomar el medicamento.
Otra instrucción habitual es la de "tomar el medicamento con el estómago vacío", en cuyo caso su hijo debería tomar el medicamento una hora antes o dos horas después de comer, porque la comida podría impedir que el medicamento funcionara bien o podría retrasar o reducir su absorción. Algunos medicamentos interactúan con ciertos alimentos o nutrientes, como los productos lácteos; por lo tanto, asegúrese de comprobarlo antes leyendo la etiqueta o el prospecto.
La dosis correcta. Administrar la dosis correcta es importante porque la mayoría de los medicamentos se deben tomar en cierta cantidad y a ciertas horas para que hagan efecto. La dosis estará escrita en la etiqueta del medicamento recetado o, en los medicamentos de venta sin receta médica, deberá estar impresa en el prospecto del medicamento, la caja o la etiqueta del producto.
Dosifique con cuidado. Los medicamentos se pueden administrar de varias maneras. En los bebés, que todavía no pueden beber de un vaso, intente utilizar una jeringuilla dosificadora, que permite administrar el medicamento directamente en la boca del bebé, haciendo más difícil que lo escupa. De todos modos, tenga cuidado: muchas jeringuillas vienen con un pequeño capuchón en la punta, que supone un riesgo real de asfixia por aspiración para los niños pequeños. Guarde la jeringuilla para la medicación en un lugar seguro y fuera del alcance y de la vista de los niños.
Otras opciones para los niños pequeños son:
- los cuentagotas de plástico
- las cucharas cilíndricas dosificadoras, que disponen de un mango largo para que los niños las puedan agarrar con más facilidad
- si su hijo puede beber de un vaso con facilidad sin derramar su contenido, puede usar los pequeños dosificadores que se venden junto con muchos medicamentos
No utilice nunca cucharas de mesa ni de cocina para medir medicamentos porque no dan medidas exactas. En lugar de eso, visite su farmacia habitual para adquirir un dispositivo de medición diseñado para administrar dosis precisas de medicamentos.
Algunos dispensadores de medicamentos para bebés y niños pequeños tienen un diseño similar al de un chupete. El medicamento se vierte en un pequeño dosificador unido a un chupete, que se da al bebé para que lo succione. La mayor parte del medicamento esquivará las papilas gustativas y bajará fácilmente hacia la garganta.
Independientemente del método que usted utilice, es importante que su hijo se tome todo el medicamento cada vez. Si se salta una dosis, no le dé nunca dos dosis para "compensar".
¿Y qué pasa con los efectos secundarios?
Después de dar a su hijo una dosis de medicamento, esté pendiente de posibles efectos secundarios o reacciones alérgicas. Es posible que el farmacéutico o el fabricante del medicamento le informe sobre efectos secundarios específicos, como la somnolencia o la hiperactividad.
Si su hijo presenta efectos secundarios, como una erupción en la piel, urticaria, vómitos o diarrea, póngase en contacto con su médico o farmacéutico. La penicilina y otros antibióticos se encuentran entre los fármacos recetados que causan más reacciones alérgicas.
Si su hijo presenta resuello o respiración sibilante o si tiene dificultades para respirar después de medicarse, llame al teléfono de emergencias (911 en Estados Unidos) o diríjanse a un servicio de urgencias médicas de inmediato. Podrían ser síntomas de una reacción alérgica grave que requiere tratamiento médico urgente.
A veces los niños presentan reacciones inusuales a algunos medicamentos, como hiperactividad después de tomar difenhidramina, que suele provocar somnolencia en los adultos. Si esto le ocurriera a su hijo, informe a su médico.
Aviso: no dé nunca aspirina a niños ni adolescentes, sobre todo cuando tengan una enfermedad de origen viral. El uso de aspirina durante una enfermedad causada por un virus (como la gripe, la varicela o una infección de las vías respiratorias altas) puede causar el síndrome de Reye. Se trata de una enfermedad de riesgo vital, que causa náuseas, vómitos y fatiga extrema y que puede evolucionar a estado de coma.
¿Qué más debería saber?
Usar medicamentos con seguridad también significa saber cuando dejan de ser necesarios. A menudo, cuidar bien de un niño en casa, siguiendo unas pautas sencillas, es la mejor apuesta para una rápida recuperación. Por ejemplo, los niños que tienen la gripe o un resfriado deben descansar y beber abundantes líquidos (como agua, jugos o caldo) para evitar la deshidratación.
Consulte siempre al médico de su hijo si no está seguro de si necesita medicarse.