5 maneras de afrontar la partida de un ser querido que ha sido movilizado para cumplir una operativo militar
Si uno de tus padres o un hermano ha sido desplegado para prestar un servicio militar, es natural que te preguntes cómo será tu vida y la de tu familia. Ten en cuenta que hay muchas maneras de mantenerte en contacto, ayudar en casa, sentirte menos estresado y recibir apoyo.
He aquí 5 maneras de afrontar la situación mientras tu ser querido está ausente.
1. Mantente conectado
Pregúntale a tu ser querido si podrás enviar mensajes de texto, correos electrónicos, hacer llamadas telefónicas o videollamadas. Si esto es posible, pero cada persona está en una zona horaria diferente, seguramente no obtengas una respuesta de inmediato. Con tiempo, programa momentos para conversar, de modo que no te sientas ansioso pensando cuándo hablarán.
Armar un álbum de fotos en línea puede ayudar a que todos se mantengan en contacto. Fíjate si alguno de los partidos de los deportes que practicas, las obras de teatro o recitales en los cuales participas se pueden transmitir en vivo o grabar para que tu ser querido los vea de forma remota. También podrías enviar cartas y paquetes con regalos. Considera armar un álbum que contenga recortes de cosas interesantes, recuerdos, fotografías, obras de arte y boletines de calificaciones para cuando tu ser querido regrese.
2. Ayuda en casa
Algunas cosas en casa cambiarán, pero es importante seguir concentrándose en la escuela y en las actividades extraescolares. No es tu responsabilidad encargarte de las tareas domésticas de tu padre, madre o hermano que se ha ido a cumplir un servicio militar, pero sería bueno que pudieras ayudar. Podrías cuidar a tus hermanos menores, ayudarlos con los deberes o preparar la cena una vez a la semana. Hacer tus tareas habituales sin que te lo recuerden también puede ayudar mucho.
3. Aprende a manejar el estrés
Extrañar a un ser querido y acostumbrarse a la nueva dinámica en casa puede ser estresante. He aquí algunos consejos para ayudarte a lidiar con tus sentimientos:
- Mantén una rutina. Cuando hay grandes cambios en la vida, mantener ciertas cosas sin cambios puede ayudarte a sentirte mejor. Intenta mantener tus rutinas habituales, como cenar con tu familia a la misma hora todos los días.
- Haz ejercicio físico, aliméntate bien y duerme bien. El estrés puede hacer que comas alimentos que no son saludables o que pases demasiado tiempo en línea, mirando televisión o jugando videojuegos. Hacer ejercicio físico, elegir alimentos saludables y dormir lo suficiente pueden ayudarte a mantenerte sano.
- Limita tu acceso a las noticias. Puede resultar tentador consultar las noticias constantemente para saber dónde se encuentra tu ser querido. Si esto te resulta difícil, tus padres o un cuidador pueden ayudarte a decidir qué hacer.
- Haz cosas que te ayuden a sentirte tranquilo. Dibuja, escribe en un diario, lee, escucha música, sal a caminar o juega con una mascota. Haz algo que te permita estar más relajado. También puedes probar la práctica de la "conciencia plena", ejercicios de respiración profunda o yoga.
- Ayuda a los demás. Tu ser querido está ayudando a otras personas. Tú también puedes ayudar a otros. Esta podría ser una manera de sentirte conectado con tu ser querido. Busca formas de ofrecerte como voluntario en tu comunidad.
4. Busca apoyo
Seguramente no eres el único miembro de tu familia que extraña al ser querido que se ha marchado. Compartir lo que sienten puede ser un consuelo. Pueden apoyarse mutuamente.
También puedes informarles a los profesores o al consejero escolar que un miembro de tu familia se ha marchado para cumplir con sus obligaciones militares. Es posible que puedan ayudarte a gestionar las tareas escolares y ser flexible con las fechas de entrega de los trabajos.
Algunas comunidades, grupos religiosos y escuelas cuentan con grupos de apoyo para las familias de los miembros de las fuerzas armadas. Pídeles a tus padres que te ayuden a buscarlos en tu localidad o en Internet.
5. Obtén ayuda adicional si la necesitas
El estrés puede manifestarse de muchas formas. Tal vez estés comiendo o durmiendo más o menos que antes, o te estás atrasando en la escuela. A veces, puedes tener dolores de cabeza o de estómago. Si el estrés te parece demasiado intenso, ocurre con demasiada frecuencia o parece más de lo que puedes manejar, habla con uno de tus padres u otro adulto de confianza. Tu médico puede recomendarte que consultes a un terapeuta para que te ayude a gestionar tus sentimientos.