Los hábitos molestos de su hijo
Muchos niños tienen hábitos que pueden ser realmente molestos. Cuatro de los hábitos molestos más frecuentes son los siguientes:
- morderse las uñas
- toquetearse el cabello
- hurgarse la nariz
- chuparse el pulgar
Aunque estos hábitos molestos lo pueden inquietar e, incluso, preocupar, relájese. En la mayoría de los casos, un hábito molesto solo es una fase en el proceso de desarrollo normal y no es causa de alarma.
¿Qué es un hábito molesto?
Un hábito molesto es un patrón de comportamiento que se repite, y que un niño suele hacer incluso sin darse cuenta de ello. Pero, mientras que los niños pueden ser felizmente inconsciente de tenerlos, sus padres no tienen la misma suerte.
Y si su pequeño suele tener una mano metida dentro de la boca y la otra enredada en el cabello, no le sorprenda: los hábitos molestos se tienden a dar en grupos.
He aquí toda la verdad sobre los hábitos molestos que son más habituales en niños y adolescentes:
Morderse las uñas
Si morderse las uñas casi hasta que desaparezcan le resulta familiar, no está solo. Morderse o toquetearse las uñas es uno de los hábitos más extendidos en los niños. Se calcula que entre el 30% y el 60% de los niños se muerden una o varias uñas de los dedos. Y, en algunas ocasiones, los niños se pueden morder también las uñas de los pies.
Cuando son pequeños, este hábito es igual de probable en los niños que en las niñas; pero, a medida que crecen, los niños son más proclives que las niñas a morderse las uñas.
Toquetearse el cabello
Si uno de sus hijos se toquetea el cabello, lo más probable es que se trate de su hija. La mayoría de los niños que se tocan, estiran o arrancan el cabello son de género femenino.
Toquetearse el cabello durante la primera infancia es un precursor de estirarse o arrancarse el cabello más adelante. Pero muchos de los niños que tienen este hábito molesto dejan de hacerlo cuando crecen. En aquellos que prosiguen con él, la aplicación de técnicas sencillas de modificación de conducta puede ayudar a romper este hábito.
De todos modos, en aquellos niños mayores u adolescentes que empiezan a estirarse y/o a arrancarse el cabello, el hábito puede ser más difícil de romper y puede ser un signo de ansiedad, depresión o trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Hurgarse la nariz
Hurgarse la nariz parece ser un hábito molesto que, aunque suele aparecer en la infancia, se puede alargar hasta la etapa adulta. Si no se cree lo que le acaba de leer, tenga en cuenta que en un estudio que se hizo en el año 1995 se constató que el 91% de los adultos se hurgaba la nariz con regularidad y que ¡aproximadamente el 8% de estos adultos dijo que se comía lo que se sacaba de la nariz!
Chuparse el pulgar
La preferencia de los niños por el pulgar se cree que se debe a que este dedo entra en contacto con la boca en los movimientos que hacen los bebés. Algunos niños también se chupan otros dedos, las manos o el puño enero, aparte del pulgar o en vez del pulgar.
La mayoría de los niños que se chupan el pulgar son pequeños, y hasta la mitad de los niños de 2 a 4 años de edad también se lo chupa. Muchos niños se chupan el pulgar para tranquilizarse y también a modo de consuelo. Pero chuparse el pulgar a menudo o con intensidad puede causar problemas más allá de los 4 o 5 años de edad, como problemas de tipo dental (sobremordida), infecciones o ser objeto de burlas.
¿Qué es lo que causa los hábitos molestos?
Los expertos no siempre están seguros de cuál es la causa de los hábitos molestos, pero saben que se trata de conductas aprendidas que le suelen aportar un resultado positivo al niño.
Un hábito molesto puede aparecer como una forma de entretenimiento en un niño que está aburrido o, más a menudo, como un mecanismo de afrontamiento para calmar la ansiedad. La próxima vez que vea a su hijo mordiéndose las uñas o toqueteándose el cabello, trate de recordar si su hijo acaba de tener una experiencia estresante. En estos casos, la conducta de su hijo podría ser un intento de liberar tensiones, como cuando usted se va al gimnasio. Por otro lado, hay algunos niños que llevan a cabo sus hábitos molestos cuando están relajados, como justo antes de conciliar el sueño o mientras escuchan música con tranquilidad.
Algunos hábitos molestos son vestigios de la época de la lactancia. En los bebés, chuparse el pulgar es una conducta que se usa a modo de consuelo, al tener asociaciones agradables con la conducta de alimentarse y de acabar con la sensación de hambre. Por eso puede aparecer más allá de la lactancia, al estar relacionada con cosas positivas.
O tal vez la explicación de que su hijo se muerda las uñas la pueda encontrar en su propio espejo. ¿Se muerde usted las uñas? Los estudios sugieren que la conducta de morderse las uñas tiene un fuerte componente familiar y genético.
Hay otros niños que practican sus hábitos molestos para llamar la atención de sus padres o para manipularlos. Si un niño cree que sus padres lo ignoran, pueden implicarse en un hábito molesto porque así obtendrá una reacción por parte de su madre o de su padre.
Cómo abordar el hábito molesto de su hijo
Lo bueno es que la mayoría de los hábitos molestos acaban por desaparecer, generalmente en torno al momento en que un niño alcanza la edad escolar, porque el niño deja de necesitarlos o porque los supera con la edad.
Pero si usted cree que es el momento de ayudar a su hijo a romper con un hábito, considere estos pasos:
- Dígale con calma qué le disgusta su hábito y por qué. Este enfoque se puede usar con niños tan pequeños como de 3 o 4 años para ayudarlos a mejorar la toma de conciencia sobre el problema. Dígale algo como: "No me gusta que te muerdas las uñas. No es agradable de ver. ¿Podrías tratar de dejar de hacerlo?". Y lo más importante es que la próxima vez que vea a su hijo mordiéndose las uñas no lo regañe ni le dé una lección. Castigarlo, ponerlo en ridículo o criticarlo podría hacer que su conducta aumentara.
- Implique a su hijo en el proceso de romper con el hábito molesto. Si su hijo de 5 años vuelve llorando del colegio porque sus compañeros de clase se están burlando de él porque se chupa el pulgar, entienda que se trata de una forma de pedirle ayuda. Un padre no le puede pedir a su hijo lo que él cree que podría hacer para detener el hábito o que quiere que lo detenga. En vez de eso, elaboren maneras de trabajar los dos juntos para romper con ese hábito molesto.
- Sugiérale conductas alternativas. Por ejemplo, si su hijo se muerde las uñas, en vez de decirle: "No te muerdas las uñas", pruebe a decirle: "Movamos los dedos". Esto aumentará su toma de conciencia sobre el hábito y le podrá servir como recordatorio. Para mantener ocupada la atención de su hijo, distráigalo con algo, por ejemplo, pidiéndole que lo ayude en la cocina o que trabaje en una manualidad.
- Refuerce y elogie su autocontrol. Por ejemplo, permita que su hija use esmalte de uñas para que se deje crecer las uñas. O cada vez que su hijo se controle y evite chuparse el pulgar, refuerce su comportamiento felicitándolo y regalándole un adhesivo u otro premio.
- Sea consistente en el refuerzo de las conductas adecuadas. Si usted no se acuerda de felicitar a su hijo por su buena conducta, esta acabará por desaparecer. El nuevo hábito se debe establecer firmemente antes de que desparezca el viejo.
Para lograr el éxito, es importante que los niños estén motivados para romper con el hábito molesto. Y, puesto que los hábitos molestos tardan un tiempo en desarrollarse, también requerirán tiempo para que sean sustituidos por hábitos alternativos, o sea que tenga paciencia.
¿Cuándo un hábito molesto deja de ser solo un hábito molesto?
En algunos casos, un hábito molesto es el resultado o la causa de un problema físico o psicológico. Por ejemplo, una persona con el hábito de hurgarse la nariz puede estar incómoda por tener un objeto clavado dentro de la nariz. Y los hábitos molestos pueden causar algunas complicaciones médicas, como:
- hemorragias nasales en quienes se hurgan mucho la nariz
- uñas encarnadas o infectadas en quienes se las muerden
- problemas dentales, como maloclusión (cuando los dientes de la mandíbula superior e inferior no encajan bien), o infecciones en el pulgar o en otros dedos
Un hábito molesto puede dejar de ser un simple hábito si afecta negativamente a las relaciones sociales del niño y/o si interfiere en su funcionamiento cotidiano.
Los niños mayores que se chupan constantemente el pulgar pueden estar experimentando mucho estrés o ansiedad. Si un niño recibe burlas en la escuela o le cuesta hablar porque no se saca el pulgar de la boca, significa que su comportamiento ha ido más allá de un simple hábito. Los niños que se tiran del cabello pueden tener una afección conocida como tricotilomanía, donde los pacientes se arrancan el cabello y se hacen calvas. Y aquellos hábitos que se emiten en respuesta a ideas obsesivas pueden ser un signo de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
De todos modos, la mayoría de los hábitos molestos no causan ningún problema significativo en los niños y tienden a mejorar con la edad. Pero, si le preocupa algún hábito molesto de su hijo, hable con su médico.