¿Qué es un trastorno temporomandibular?
La articulación temporomandibular conecta la mandíbula inferior con el cráneo. Usted puede notar esas dos articulaciones y cómo se mueven colocándose los dedos justo delante de las orejas y abriendo la boca. Lo que usted notará serán los bordes redondeados de la mandíbula inferior mientras se deslizan a lo largo de la cabeza articular del hueso temporal, que es la parte del cráneo que contiene el oído interno y la sien.
¿Qué son los trastornos temporomandibulares?
Los trastornos temporomandibulares (también llamados "trastornos de la articulación temporomandibular") pueden causar:
- dolor en la cabeza, el cuello, la mandíbula o la cara
- problemas para masticar y para morder
- sonidos tipo chasquido o crujido al abrir o cerrar la mandíbula
- de manera ocasional, la mandíbula se puede quedar bloqueada o trabada, tanto estando abierta como cerrada.
Los trastornos temporomandibulares pueden afectar a niños de cualquier edad, pero son mucho más frecuentes en los adolescentes, sobre todo en las chicas.
¿Cuáles son las causas de los trastornos temporomandibulares?
No suele estar claro cuál es la causa de los trastornos temporomandibulares, pero hay muchas cosas que pueden contribuir a su aparición.
El bruxismo (apretar y rechinar de dientes) puede contribuir a que aparezca este tipo de trastornos. La sobrecarga de la articulación temporomandibular puede llevar a que el disco de la articulación se desgaste o se salga de sitio. Apretar y hacer rechinar los dientes también puede cambiar lo bien que encajan la mandíbula inferior y superior entre sí y puede afectar a los músculos que se usan para masticar. A veces, la gente no sabe que aprieta y/o que hace rechinar los dientes y aún menos que lo hace mientras está dormida.
El estrés puede influir en los síntomas de los trastornos temporomandibulares, al favorecer que los niños aprieten la mandíbula, hagan rechinar los dientes y/o tensen los músculos de la mandíbula.
Los trastornos temporomandibulares son más frecuentes en los niños con otros problemas dentales (como una mala mordida), problemas articulares (como la artritis), problemas musculares o antecedentes de traumatismo en la mandíbula o la cara.
¿Cuándo deberíamos visitar al dentista?
Si su hijo presenta síntomas de un trastorno temporomandibular, informe a su dentista. Cuanto antes se diagnostica y se trata un trastorno temporomandibular, mucho mejor.
El dentista le hará preguntas y una exploración física a su hijo y es posible que le pida pruebas de diagnóstico por la imagen, como una radiografía, una tomografía computada (TC) o una resonancia magnética (RM), para confirmar un trastorno temporomandibular.
Si a su hijo se le traba la mandíbula, sea estando abierta o cerrada, llamen al dentista para preguntarle si deberían visitar a un cirujano maxilofacial o ir a un servicio de urgencias.
¿Cómo se tratan los trastornos temporomandibulares?
En algunos niños con trastorno temporomandibular, el tratamiento puede ser tan sencillo como dejar reposar la mandíbula durante unos pocos días.
Ofrézcale a su hijo alimentos blandos y ayúdele a evitar cualquier hábito que pueda agravar sus síntomas, al afectar a la articulación temporomandibular o a los músculos de la cara (como mascar chicle, apretar o hacer rechinar los dientes o abrir demasiado la boca al bostezar). Aplique bolsas de hielo o calor sobre el lado de la cara de su hijo afectado por el trastorno temporomandibular para ayudarlo a estar más cómodo.
En algunos casos, es necesario que el paciente reciba más tratamiento. A un niño con la mandíbula trabada, le tendrán que manipular la mandíbula hasta que él la pueda abrir y cerrar solo. A veces, este tipo de manipulaciones se hacen bajo sedación.
Para tratar el dolor causado por apretar y/o hacer rechinar de dientes, es posible que el dentista crea necesario diseñar una férula de descarga o una placa de mordida para que su hijo la lleve puesta por la noche a fin de reducir el apretar y rechinar de dientes. También le pueden recetar medicamentos para ayudar a aliviarle el dolor o a relajarle los músculos.
Y si el dentista considera que un problema en la mordida de su hijo está contribuyendo a su trastorno temporomandibular, es posible que le recomiende llevar un aparato de ortodoncia (o brackets) o someterse a otro tipo de procedimiento dental para corregirlo.
De forma ocasional, los síntomas no responden a los tratamientos que acabamos de describir. En estos casos, el niño puede necesitar que lo operen para reparar el tejido dañado de la articulación temporomandibular. Pero la mayoría de los niños no necesitan operarse.
¿Se pueden prevenir los trastornos temporomandibulares?
Hay muchos niños que desarrollan trastornos temporomandibulares o dolor mandibular porque aprietan la mandíbula o hacen rechinar los dientes de forma repetida. No suelen ser conscientes de estas conductas, que hacen de forma involuntaria. Enseñe a su hijo a que se fije en estas conductas cuando ocurran (por ejemplo, durante un examen en la escuela o cuando esté enfadado o alterado) para que pueda aprender a dejar de hacerlas. Estas conductas se pueden deber al estrés. Por lo tanto, anime a su hijo a hacer abundante ejercicio físico y a dormir lo suficiente. Evite sobrecargar a su hijo de actividades y favorezca las actividades relajantes. Los ejercicios de respiración también pueden ayudar a los niños a relajarse.
Pida más consejos al dentista de su hijo para evitar los trastornos temporomandibulares.