¿Empiezas a sudar, a morder el lápiz y notas mariposas en el estómago mientras tu profesor reparte los exámenes? Mucha gente (también los adultos) lo pasan mal cuando llega el momento de hacer un examen.
Es normal sentir algo de estrés ante un examen. De hecho, a veces, tener un poco de adrenalina (la hormona que fabrica tu cuerpo en los momentos de activación y estrés) es bueno para lanzarse y ponerse manos a la obra.
¿Cómo puedo hacer mejor los exámenes?
Aquí encontrarás algunos consejos para hacer exámenes:
- Ve al examen confiando en ti. En otras palabras, asegúrate de haber estudiado lo suficiente para sentirte seguro de que te sabes el material. Cuando uno está seguro y confiado, le resulta muchos más fácil recordar todo lo que necesita saber.
- Duerme lo suficiente la noche previa al examen. Tu memoria funcionara mucho mejor si has dormido lo suficiente. Un estudio científico mostró que la gente que durmió lo suficiente antes de hacer un examen de matemáticas lo hizo mejor que la que se quedó toda la noche estudiando.
- Aleja todos tus materiales de estudio justo antes de hacer el examen. Muchos estudiantes se pasan los 10 minutos previos al examen repasando frenéticamente el material, pero eso no los ayuda nada a hacerlo mejor. Es mucho mejor que despejes tu mente y te relajes justo antes de hacer un examen, así dedicarás toda tu energía mental solo a hacer bien el examen.
- Escucha atentamente las instrucciones que te dé el profesor antes de hacer el examen. Cuando el profesor reparta los exámenes y dé las instrucciones, escucha con los oídos bien abiertos para asegurarte de saber qué es lo que se espera de ti.
- Lee todo el examen antes que nada. Cuando tengas el examen delante de ti, revísalo para saber lo largo que es. Eso te permitirá hacer un cálculo de cuánto tiempo dispones para cada pregunta y preguntar al profesor las dudas que tengas al respecto. Si hay algo que te parece poco claro antes de empezar, que no te entre el pánico: pregúntalo.
- Contesta a las preguntas en el orden que tú prefieras. Mientras vayas haciendo el examen, no te estanques si no sabes la respuesta a alguna pregunta. En vez de eso, contesta de la mejor manera que sepas o, sáltate esa pregunta y retómala más adelante. Tal vez te resulte más fácil responder a esa pregunta problemática después de haber contestado a todas las demás.
- Relájate. Si estás tan nervioso que te quedas en blanco, tal vez necesites un minidescanso. Puedes mover los dedos de manos y pies, hacer 4 o 5 cinco respiraciones profundas o imaginarte a ti mismo en la playa o en algún otro lugar que te trasmita paz. Hasta puedes hacer algún estiramiento desde tu pupitre (aunque trata de no distraer a tus compañeros de clase).
- ¿Te falta tiempo? No pasa nada si no respondes a todas las preguntas del examen. Da lo mejor de ti mismo al contestar a las preguntas que te sepas, y fíjate en el reloj para saber de cuánto tiempo dispones para las preguntas que te hayas saltado. Siempre puedes probar de adivinar la respuesta si estás estancado en alguna pregunta y ves que te estás quedando sin tiempo. Pero asegúrate de que no te penalicen por hacer esto.
- ¿Seguro que ya lo has acabado? Aunque la mayoría de los profesores permiten entregar los exámenes en cuanto se acaban, suele ser una buena idea dedicar un tiempo a repasar tu trabajo. Dedica un minuto a respirar hondo y a despejar la mente antes de empezar a revisar tu examen. Si te sobra tiempo, puedes acabar completando o añadiendo más detalles a algunas preguntas.
Estos consejos deberían ayudar a la mayoría de las personas, aunque hay algunas personas que tienen una ansiedad ante los exámenes muy importante. Si tú eres una de ellas, tal vez necesites hablar con uno de tus padres, un profesor, tu orientador escolar o un psicólogo.
¡Buena suerte!